El caballero melifluo
Ahí estaba en el escenario Sting, arropado por una lujosísima orquesta de casi 50 músicos, la Royal Philharmonic Concert Orchestra londinense. El primer episodio fue editar el disco Symphonicities, donde Sting desnuda de instrumentación pop a éxitos de The Police y de su carrera en solitario y los viste con un traje orquestal. Una vez estuvo el disco en las estanterías, toca defenderlo en directo. Anoche, el Palacio de los Deportes presentaba una entrada espléndida, gente con pinta de tener un trabajo bien remunerado: se dejaron entre 46 y 126 euros.
Sting descargó en el arranqué su artillería más pesada. Empezó con uno de sus grandes éxitos en solitario, If I ever lose my faith in you, y en seguida ofreció dos de las piezas más reconocibles de The Police, Every little thing she does is magic y Roxanne. Entre medias encajó Englishman in New York. Se trata de un espectáculo tranquilo, refinado, melifluo y Sting disfruta en un papel de galán. Introduce las canciones en español, y se muestra burlón y misterioso. En el capítulo de pegas, ese descanso de 20 minutos, la pérdida de garra de algunos temas enterrados en violines, o el excesivo minutaje del concierto (casi tres horas). El público, sin embargo, salió encantado. Sobre todo, el femenino: qué porte tiene este caballero, por dios.