"El camión de la basura es un tanque en plena noche"

Vicky, de 44 años y ama de casa, vive desde hace 22 en la calle del Olivar esquina con la plaza de Lavapiés. Le gusta la zona y es de las que se fijan en cómo se transforma el barrio. Los árboles que ha visto desde muy joven al salir de su portal ahora están muertos. Se los ha ido comiendo el orín que depositan los alegres transeúntes que a diario confunden la esquina de su casa con un meadero.

A Vicky, como al resto de vecinos que sufren el centro de Madrid que tanto adoran, nunca se le pasó por la cabeza dejar su casa. "Este barrio me encanta. Yo venía de Carabanchel y no tenía nada que ver. Pero todo ha cambiado a peor. Ruido, mal olor, venta de drogas, peleas...".

Para ella, lo peor es cuando recogen las terrazas. "Tardan un montón y arrastran las mesas y las sillas. Terminan a las dos y media, pero luego la gente, si hace buen tiempo, se queda en la plaza". En definitiva, que como al resto de los interrogados, lo mejor que le puede pasar a Vicky "es que llueva mucho". Mientras tanto, la solución es llamar a la policía, instalar ventanas dobles y encerrarse en la parte interior de su casa de 63 metros cuadrados.

"Ahora el Ayuntamiento va a hacer fiestas en todas las plazas. Pues muy bien, me parece estupendo. Pero luego, cuando nosotros queremos hacer algo, nos ponen todas las pegas posibles", critica.

Los callejones estrechos de su barrio no se libran de las ambulancias, la policía y, lo peor, el camión de la basura. "Cuando pasa y sacude todas las botellas es terrible. Parece que pase un tanque a las dos de la mañana bajo la casa".