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Las casas podrán instalar ascensores en las fachadas

La medida sirve para edificios de los años del desarrollismo que no tienen otro hueco

Jesús Sérvulo González

Las comunidades de vecinos de los edificios construidos durante los años cincuenta y sesenta del pasado siglo en la periferia de Madrid, en pleno desarrollismo, podrán instalar ascensores en la fachada, el único sitio donde tienen espacio suficiente. Muchos residentes son mayores y tienen problemas de movilidad. El Ayuntamiento de Madrid aprobó ayer la norma que lo permite, cuando no exista otra posibilidad técnica.

Entre el escepticismo y la alegría. Así se expresaron ayer los propietarios de los pisos del número 11 de la calle de San Pol de Mar, una de las comunidades de vecinos que más tiempo lleva reclamando esta medida, desde 2002. La mayoría de estos vecinos llevan más de cuarenta años residiendo a unos metros del río Manzanares. Cómo Corina Fernández, de 76 años, que llegó en 1964 a un tercer piso sin ascensor. Ahora su vida es muy diferente de la de entonces. Se mueve con más dificultad, porque tiene una rodilla "lastimada". "Me tengo que operar, pero no puedo. No podría ir a rehabilitación, porque para salir de casa tendría que usar las escaleras y volvería a recaer. Espero que me pongan el ascensor", cuenta. Subir cada peldaño se ha convertido en una aventura. Su vecina, Carmen, lleva semanas sin salir de casa, porque ya no puede bajar las escaleras. Ambas se beneficiarán de la medida que aprobó ayer el Ayuntamiento.

Esta norma se podrá aplicar cuando no exista otra posibilidad técnica para colocar el elevador. Por eso, la mayoría de ellos se instalarán en bloques sin patio. Pero también en patios interiores de manzanas cuando haya opción de hacerlo. La medida permitirá ocupar el espacio público necesario para instalar exteriormente la "torre de ascensor". Eso sí, no debe perjudicar el tránsito o afectar a redes de infraestructuras y servicios urbanos.

El edificio de San Pol de Mar tiene cuatro alturas, sus entrañas guardan 70 escalones, la piel es de ladrillo rojizo y no es ningún tesoro arquitectónico. La ropa tendida en colgadores improvisados en las ventanas decora la parte trasera. Una imagen muy repetida en la periferia de Madrid, sobre todo en los distritos de San Blas, Villaverde, Carabanchel, Usera y Moncloa-Aravaca. "La mayor parte de los edificios antiguos de zonas no céntricas, construidos en la época del desarrollismo, no tienen ascensor", indica Beatriz Lobón, directora general de la Concejalía de Urbanismo. Un portavoz estima que afectará a cientos de miles de personas en la capital, "muchas con problemas de movilidad".

Entre los balcones

Corina cuenta que la edad media de sus vecinos roza los 80 años. "Excepto la familia del segundo; tienen niños". Prueba de ello es el cochecito para bebés que hay el portal. "Han fallecido vecinos que pasaron meses sin salir de casa por las escaleras", recuerda.

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Corina y sus vecinos ya habían estudiado dónde instalar el ascensor. Un hueco de dos mentro de ancho que hay entre los balcones que separan los dos pisos que hay en cada planta. "Tenemos el proyecto hace cinco años, cuando empezamos con esto", recuerda Corina. Sólo necesitaban la autorización municipal que nunca llegaba, porque no estaba contemplada en las normas urbanísticas.

Los vecinos del número 11 explican que desde Urbanismo les impedían instalar el elevador porque invadía un jardín público. Al decir eso, Corina se indigna y muestra el supuesto vergel. Desde el descansillo de las escaleras se observa un espacio de tierra seca, plantada de colillas de tabaco. No mide más de un metro de ancho. "¿Es eso un jardín?", protesta. "Cuando las obras de la M-30 [el túnel más largo de la vía concluye frente a sus casas], cortaron robles de todos los sitios", añade.

Los del número 11 fueron los pioneros en reclamar un ascensor, cuenta un vecino del portal contiguo. "Tenemos varios presupuestos de cuando empezamos. Entonces costaba cerca de ocho millones de pesetas (48.000 euros). Es que no me acostumbro a los euros", explica Corina. "Pero ahora debe ser más caro".

Tanto como unos 75.000 euros. Es el presupuesto que maneja Carlos Verde, residente del número 5 de la misma calle. "Ya era hora de que aprobasen la ley. Nos dijeron que podía ser tras el verano, pero no nos lo creíamos", sostiene Verde. "Hay gente muy mayor en el barrio, que tiene dificultades para moverse. Y yo ya tengo 65 años, y 58 peldaños hasta mi casa", remacha.

Las comunidades de vecinos que decidan instalar ascensores en sus fincas podrán beneficiarse de subvenciones. La Comunidad de Madrid anunció el mes pasado un programa para financiar hasta el 70% del coste, con un máximo de 50.000 euros. "Ya tenemos 200 solicitudes de financiación", explica un portavoz de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. "Pero tenemos previstas unas 5.000", confiesa.

El Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) califica la medida como buena. "Hay muchos edificios construidos entonces que no tienen las condiciones de edificabilidad exigidas hoy", explica Pedro Ortiz, responsable de la comisión de Urbanismo del COAM.

Fachada trasera del número 11 de la calle de San Pol, donde se van a instalar una 'torre de ascensor'.
Fachada trasera del número 11 de la calle de San Pol, donde se van a instalar una 'torre de ascensor'.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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