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El censo de los mendigos

La Concejalía de Seguridad elabora un mapa de la mendicidad en el centro - El informe recoge 48 calles donde hay 100 indigentesLas organizaciones de ayuda a personas sin hogar denuncian casos de hostigamiento a indigentes para salvaguardar el turismo de Centro

Jesús Sérvulo González

La Policía Municipal de Madrid ha elaborado un mapa de riesgo del distrito de Centro donde identifica las principales zonas de mendicidad en el corazón de la ciudad. El mapa, de uso interno, señala 48 calles o plazas donde más de un centenar de personas pasan los días pidiendo dinero y las noches durmiendo entre cartones.

El barrio de Sol es el principal foco de esta actividad, según el documento policial. En el entorno de la plaza Mayor los agentes han señalado hasta 16 calles donde se ejerce la mendicidad. El informe elaborado por la Policía Municipal revela que "el perfil de las personas que se dedican a esta actividad son: menores de origen rumano y adultos que aprovechan la multitud de personas que transitan por la zona". Un portavoz de la Concejalía de Seguridad asegura desconocer el documento pero precisa que los agentes recaban las quejas y denuncias de vecinos y comerciantes para esbozar las zonas donde tienen que actuar. Varias organizaciones no gubernamentales (ONG) alertan del peligro de que este mapa confunda mendigos con personas sin hogar. "Alarma que este mapa lo haga la policía y no los servicios sociales del Ayuntamiento de la capital", advierte Enrique Cuesta, de la organización Acción Red de Madrid.

Las ONG alertan del peligro de que se confunda mendigos y personas sin hogar
"Muchos vecinos se quejan de sus actividades", añaden desde Seguridad
"Que les ayuden a salir de esa situación, en vez de acosar", dice Iglesias
Desde las ONG recuerdan que las personas sin hogar no son delincuentes
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Mario pasa el día sentado junto a la salida del aparcamiento público en la calle del Arco del Triunfo, un lóbrego pasaje que conecta la calle Mayor y la plaza del mismo nombre. "Llevo unos cuatro o cinco meses aquí", explica con un fuerte acento del este. Es rumano, como la mayoría de los indigentes que merodean por la zona en busca de una ayuda.

Mario, de unos 40 años, pasa el día agitando un vaso de plástico que tintinea por el golpeteo de tres o cuatro monedas de cobre. El sutil movimiento parece suplicar una limosna a los que salen del aparcamiento subterráneo. "Cuando saco suficiente para comer voy al Dia y me compro un bocadillo", cuenta sin moverse de su sitio, al que parece clavado. Asegura que la policía no le molesta para nada. "Ya me conocen y saben que no bebo", revela orgulloso de su mérito. Dice que duerme donde puede. Cerca de su lugar de trabajo. Por la zona. "Tengo una tienda de campaña y unas mantas", señala mientras muestra una pequeña mochila donde guarda todo su patrimonio.

"Por las noches, si viene la policía recojo las cosas, limpio todo y espero a que se vayan", desvela. Su panorama no es muy diferente al de otros compañeros que ocupan otras esquinas de los alrededores.Desde las organizaciones de ayudas a personas sin hogar denuncian casos de acoso de la policía a indigentes para que no afecte al turismo en la zona centro. "Hay una campaña de hostigamiento a estas personas que duermen en el entorno a la plaza Mayor. No todas ejercen la mendicidad. Hay que tener cuidado con este mapa", insiste Cuesta desde Acción Red de Madrid. Esta organización agrupa a unos 40 voluntarios que recorren varias noches a la semana las zonas donde duermen personas sin techo para ofrecerles comida. "Hay muchos sin hogar bajo los soportales de la casa de la Panadería (en plena plaza Mayor). De vez en cuando la policía los despierta a las dos o las tres de la mañana para echarlos de allí. En ocasiones han ido con mangueras para regar el pavimento para que no puedan instalarse allí. No quieren que los turistas se queden con esa imagen", añade.

El concejal socialista de Madrid Óscar Iglesias critica al equipo de gobierno del Ayuntamiento de la ciudad por "ordenar limpiar de mendigos los alrededores de la plaza Mayor". A su jucio, "quieren ofrecer una imagen idílica y bucólica del centro a los turistas". Iglesias recuerda que la polícia "está para garantizar la seguridad". "También de estas personas", sostiene. El edil socialista denuncia la política de hostigamiento contra estas personas. "En vez de acosarlas, el Ayuntamiento debería actuar con medidas sociales y ayudarlas a salir de esa situación de exclusión social", concluye.

A primera hora de la mañana es habitual ver a varias personas agitando pidiendo en el entorno de la plaza Mayor. La mayoría de ellos va provista de un vaso de plástico. Juegan al despiste con la Policía Municipal. Un coche patrulla estaciona en la calle de Zaragoza y los mendigos lo esquivan desplazándose a otra esquina.

Fran está tumbado entre la calle Imperial y la de Atocha. Lo acompañan dos chuchos de color negro: Pepe y Púa, que le escoltan de día y le dan calor por la noche. Es de Granada, pero se dejó el acento y la memoria en otra parte. No recuerda el tiempo que lleva durmiendo junto a la plaza Mayor. Lo hace con otros compañeros. Se pone en guardia cuando se le pregunta por la policía: "Se portan bien, aunque a veces te dan una patada para despertarte", cuenta. ¿Qué le ha llevado a estar así? "La vida", responde conciso con un aire de resignación. Al rato se le ve pasear por la calle de Postas con una lata de cerveza en la mano. Uno de sus compañeros está apostado en una esquina de la plaza de las Provincias reclamando una "monedita". Luce una enmarañada barba rubia y un chaquetón a cuadros. Mientras agita un vaso de plástico transparente, masculla frases incoherentes.

"Nos preocupa que este mapa lo haya elaborado la Policía Municipal y no Servicios Sociales", sostiene Jesús Sandin, responsable del programa de personas sin hogar de la organización Solidarios. "La solución no es policial, sino ofrecer una ayuda de calidad. La policia interviene porque responde a una denuncia de vecinos o comerciantes", reconoce Sandin. "Nadie quiere que esten en la calle. Las personas sin hogas no son delincuentes", concluye.

El mapa de la mendicidad elaborado por la policía también se extiende a otras zonas. Bajo el subterráneo de la plaza de Cibeles hay cinco tipos adormilados a mediodía. Lo hacen con un ojo entreabierto. Uno de ellos se despierta y comienza a liarse un porro. "Sólo hablamos si nos das una moneda", lanza. "¿La policía? Pues como todo. Unos se portan bien y otros no tanto. Patadas, golpes", añade el menos desconfiado.

Lo último que sueltan es que no han visto a nadie del Samur Social. "A veces vienen voluntarios. Pero de vez en cuando", zanjan. El documento señala, también otras zonas donde se practica la mendicidad: la plaza de las Cortes, donde hay indigentes "pernoctando incluso en la misma plaza". O la plaza de Antón Martín, donde la mendicidad "está asociada al horario del cierre del teatro". También en el entorno del Mercado de Puerta de Toledo. Allí, viven familias enteras de indigentes. Por la noche duermen entre cartones en un parque cercano y por el día se acercan al Mercado de Puerta de Toledo para pedir limosna.

También se concentran junto a los comedores sociales de las calles de Paredes o del Doctor Cortezo. Y en la plaza de Vázquez de Mella y la de Barceló, en el barrio de Justicia. O en la plaza de Soledad Torres Acosta, Corredera Baja de San Pablo o la plaza del Dos de Mayo, donde hay "asentamientos concretos", según el documento policial.

En las últimas semanas, grupos de indigentes rumanos recorren la Gran Vía, por el lado de los pares, ejerciendo la mendicidad. "No es un delito", reconoce un portavoz de la Concejalía de Seguridad, "pero crea un problema de convivencia. Muchos vecinos y comerciantes se quejan de sus actividades", explica la portavoz que añade: "Normalmente cuando la policía se dirige a los sin techo lo hace acompañada de un miembro del Samur Social". Aunque no siempre ocurre.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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