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Reportaje:

La ciudad de 'Mahagonny', según La Fura dels Baus

La atrevida versión de la ópera de Weill y Brecht que se estrena hoy es el primer montaje propio del Real de Mortier

Aurora Intxausti

Puede que la basura no sea el elemento más excitante para los espectadores del Teatro Real. Pero es lo que mejor define para La Fura dels Baus y para el director artístico Gerard Mortier esa obra sobre la inmundicia moral que es Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny. Parece muy probable que Kurt Weill y Bertolt Brecht, autores de la música y el libreto de esta pieza de puro teatro musical transmutada en ópera, se mostraran de acuerdo con esa propuesta. "Es una ópera magistral con música muy popular pero con un trasfondo tremendamente político. Creo que en estos momentos es imprescindible romper el sentimiento de comodidad del público", en palabras de Mortier. "Es un cuento cruel sobre un mundo en decadencia", explica.

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La basura ha sido el escenario construido por La Fura dels Baus para esta producción del Teatro Real. El espectador no quedará impasible. El personaje central de la ópera es una "ciudad-trampa", supuestamente situada en una zona desértica de Estados Unidos llamada Mahagonny. Allí, la jarcia se dedica a hacer dinero a cambio de vicio. Todo lo controlan tres prófugos: Fatty, Trinity Moses y la viuda Leokadja Begbick. Conviven hombres insatisfechos junto a prostitutas en una sociedad sin prohibiciones de ningún tipo y donde el único crimen es no tener dinero.

Esta es la primera producción propia que se estrena en el coliseo madrileño desde que Gerard Mortier asumió la dirección artística este mes. La puesta en escena es simple y directa: "Incluso hemos gastado menos de lo presupuestado", afirma Carlos Padrissa, de La Fura. La obra fue escrita en 1930 y, precisamente, la situación política, social y económica no estaba para bromas: "No hemos utilizado grandes medios porque hablamos de la crisis", puntualiza Padrissa, director de escena junto a Alex Ollé. Para ambos es "el montaje más comprometido" que han hecho en su carrera: "Una obra de rabiosa actualidad. Tanto Weill como Brecht fueron unos visionarios".

El director musical de esta obra es uno de los descubrimientos de Mortier para la temporada. Pablo Heras-Casado se pondrá al frente de la orquesta en las 12 funciones. "La partitura tiene influencias de música moderna, como orquestaciones de cabaret o el blues, que apoyan la forma de hablar directa de Weill. Estas músicas potencian esa forma de hablar directa de Kurt Weill e incide en el mensaje moral, ético y político". La ópera se retransmite hoy, día del estreno, en directo en 127 salas de todo el mundo.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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