_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Más corrupción?

Jesús Ruiz Mantilla

Qué curioso lo distinto que se ven las cosas según como te pilla la mierda alrededor. Uno no sabe ya si la visión que traslada la gran jefa Aguirre de la que está cayendo es producto de su afición por el vacile, de su eterno empeño en considerar a los madrileños y a toda España como nenes de teta tirando a lelos o más bien que va perdiendo chispa y facultades.

Ya me extrañó que el batacazo del PSOE en Galicia se lo colgara a Pepiño Blanco y no le diera por zurrar a Zapatero. Me preocupé seriamente: "Ésa no es mi Espe", pensé. Una Espe como es debido se hubiese pitorreado del gran Satán socialista para la derechaza. Así que a él se le ve tan contento. Como ni los ultras del PP le achacan el fracaso electoral gallego, pues se le cruzan los cables y, hala, ¡a follar! A ver a quién se le ocurre mejor receta contra la crisis...

Garzón es hoy por hoy el número uno entre los muñequitos vudú de los peperos

Aunque la amiga Aguirre parece tan preocupada que no tiene ni tiempo para pensar en esas cosas. Pero más que Zapatero, quien le quita el sueño ahora es el juez Garzón. El magistrado ha desbancado completamente al presidente en la administración del odio. Hoy por hoy es el número uno entre los muñequitos vudú de los peperos. Según vamos enterándonos de la bazofia por entregas y apartando la peste a regüeldo de chorizo que inunda las calles entendemos según qué comportamientos.

Para empezar, el empeño que puso Espe en dejar claro que compraba sus chaquetillas tan cucas en H & M, no era cosa de su manía populista. Era un mensaje cifrado para Garzón. "A mí no me pillas por los trapos", le venía a decir. Vamos, que no se hace trajes a medida en el equivalente para damas a lo que es Milano.

Ya firmaban todos los Aguirre boys para que en Madrid la cosa no hubiera pasado de ahí. En lo que respecta a la capital, el amigo Correa tenía otros planes. Que se lo digan a quienes aparecen en los sumarios. A esos tres diputados del partido a los que el juez acusa de haber recibido 1,2 millones de euros en sobornos. A uno de sus chicos favoritos hasta hace nada, Alberto López Viejo, ex consejero de Deportes -esa pieza- o a los alcaldes de Majadahonda, Pozuelo, Boadilla del Monte y Arganda del Rey.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El aguirrismo no tardará en convertirles en víctimas de una injusta e inaceptable persecución. Ya les veremos hacer el ridículo en ese sentido. "¿Dónde se ha visto que no tengamos derecho a meter el cazo como hemos hecho toda la vida?", seguro que piensan muchos de ellos, desconcertados. Puede que incluso ella sea tan hábil que le dé la vuelta a la tortilla para desgracia de sus enemigos internos. Quienes la conocen bien, lo temen. Hasta una figura destacada del PP, en confianza, me comentaba el otro día: "Ojalá me equivoque. Pero de ésta, a lo mejor sa-le reforzada". Así andan las cosas.

Sin embargo, el sentido común apunta a que de ésta es difícil que se libre. Ni ella, ni Dios. Aunque muchas veces dudo de quién de los dos, a las malas, puede más. Ella, para empezar, aparece ante las cámaras como quien oye llover. Soltando gilipolleces y toreando la comisión de investigación sobre los espías. Ahora resulta que en tiempos de Leguina también se invertía en seguridad. Pues claro. Lo que no se hacía era seguir y husmear en la vida de los demás. Y mucho menos si eran de su partido. Eso no se hace. No, hombre, no. Está mal. A ver si así se entera. Por las buenas.

En esa jarana de la Asamblea, con los gruppies que lleva para animarla y amiguetes como Granados pitorreándose día a día del poder constituido por los ciudadanos, Espe se siente muy cómoda. Tanto que le da por llegar al colmo del ridículo y echar la culpa del caos a quien no lo tiene. Reacciona como el perro de Paulov. Por impulsos no necesariamente coherentes con su manera de actuar. Le dices una palabra y, acto seguido, suelta una filípica medio tarada, entre apocalíptica y absurda.

Por ejemplo, firma un acuerdo con los sindicatos para crear miles de empleos públicos y, al rato, sale y dice: "Si todos fueran funcionarios habría colas, escasez, hambre, miseria y corrupción". Lo primero, bueno, pues se puede discutir. Pero lo último, lo de la corrupción, es difícil. ¿Más? ¿Más corrupción que la que existe a día de hoy en la Comunidad de Madrid y que afecta al Gobierno autonómico y al partido que lo sustenta entre choriceo a granel, redes de espías ilegales o abusos manifiestos de poder? Apéate del burro, querida Espe. Imposible. Eso es, sencillamente, imposible.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_