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Dos décadas esperando el inminente derribo

"El Consistorio hace acoso inmobiliario de casero" - Una colonia de Vallecas lleva sin mantenimiento desde 1991

José Manuel López vive en un continuo sobresalto. No come desde hace casi una semana. Y eso que su madre le persigue con un bocadillo de jamón de York y un zumo de naranja por todo el edificio. José Manuel, superada la cuarentena e ingeniero, está inquieto porque su casa se va a demoler. Un edificio propiedad del Empresa Municipal de la Vivienda en el que vivió con sus padres desde 1958.

"Esto es muy indignante", dice mientras se pasa el dorso de la mano por la cabeza y enumera lo que es tan indignante: "¡El Ayuntamiento se ha comportado como un casero que hace mobbing a sus inquilinos para que desalojen!", exclama y entonces, junto a otra vecina, Pilar Jiménez, enumera los delitos del Consistorio: "Metieron aposta población marginal y han dejado que el edificio acabe en ruinas".

La casa, en la avenida de San Diego, en Puente de Vallecas, tiene una placa en uno de sus costados que data de 1991. Allí ya se advierte de que el inmueble se va a derruir. Pero la Administración ha ido dilatando la "inminente" demolición. Ha ido tan despacio, que hasta 19 años después no se han planteado apuntalar los bloques, que se levantan en medio de lo que el Ayuntamiento aspira a que sea un "ecobarrio".

El gerente de la EMVS, Juan José de Gracia, describe con mucha sencillez su enfoque: "El edificio está en ruinas y hay que tirarlo. Quienes tienen derecho a piso y quienes no lo tienen viene dado por una serie de parámetros objetivos". Sin embargo, José Manuel, a quien el Ayuntamiento ya le ha advertido que no le toca piso, acusa al Consistorio de haberle rechazado el último pago de alquiler tras 40 años amortizando su vivienda. "Nosotros entramos con derecho a compra si pagábamos las mensualidades durante cuatro décadas y así lo hicimos", insiste López. En el Ayuntamiento dicen que no saben de qué habla.

Ahora, las casas están adornadas con vigas metálicas y todas sus ventanas y puertas están tapiadas con cemento. Bueno, no todas. Un pequeño hueco interior permite a los viejos vecinos y a los numerosos okupas introducirse en los pisos. La fachada, a pesar de las nubes grises de cemento que intentan convertirlo en un cubo estanco, está llena de ropa secándose al aire.

No es la única que ofrece ese aspecto en la calle y las vías cercanas. Al menos media decena están en idéntica situación y muestran la misma plaquita añeja que advertía de su inminente derribo... hace 19 años. También de su reciente caída en desgracia. Esta vez, parece que definitiva, aunque su desahucio estaba marcado para el pasado 13 de enero y por el momento vuelve a estar paralizado en espera de que se resuelvan otros trámites administrativos.

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Unas trabas que quedarían resueltas si hubiese una resolución de ruina inminente, que es en opinión de los vecinos lo que persigue el Ayuntamiento. Además, las obras del ecobarrio avanzan a pocos metros de las casas y ya se levantan bloques nuevos.

A Vecinos pasean por los muros tapiados del edificio de Vallecas del que les van a desahuciar.
A Vecinos pasean por los muros tapiados del edificio de Vallecas del que les van a desahuciar.ÁLVARO GARCÍA

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