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Una discapacitada sufre graves quemaduras mientras la duchaban en una residencia pública

La familia de la mujer abrasada mientras la duchaban denuncia a la residencia

Pilar Álvarez

Pilar F. no puede levantarse de la cama. Lleva días sin salir en su silla de ruedas al patio de la residencia pública de Arganda para discapacitados. Pasa la mayor parte del día en la habitación de mujeres, sin moverse de la cama 22, rodeada de peluches y trozos de tela de colores, lo que más le gusta del mundo, además de los masajes que le da su hermana Mila cuando la visita. A veces lloriquea, pero no mucho. No se queja demasiado, a pesar de que, bajo las sábanas, tiene las dos piernas vendadas y cubiertas de yodo por graves quemaduras.

El pasado 7 de febrero, cuando la estaban duchando, le provocaron quemaduras de segundo y tercer grado en los muslos, los glúteos y el pubis. La Consejería de Familia y Asuntos Sociales, de la que depende la residencia, así lo reconoce. Los familiares de Pilar, que se enteraron dos días después de lo ocurrido, lo han denunciado al juzgado y piden explicaciones a los responsables.

La Comunidad investiga lo ocurrido y ha expedientado a dos trabajadores

Pilar tiene 58 años y una parálisis cerebral de nacimiento. Necesita ayuda para todo. Para vestirse, para comer, para salir a pasear. Apenas balbucea algunas sílabas. Vive desde 1985 en la residencia para discapacitados psíquicos de Arganda del Rey, un centro situado a las afueras del municipio. Comparte su habitación con otras 16 mujeres. Allí conviven 40 residentes internos y otros seis enfermos que acuden al centro de día, al cuidado de 84 trabajadores.

La Comunidad de Madrid está investigando el suceso que produjo las graves quemaduras a Pilar y ha abierto expediente a dos empleados del centro de discapacitados por una posible negligencia."Siempre han tratado bien a mi niña, siempre... hasta ahora", contaba el domingo Mila, la hermana de Pilar, en la visita que hizo al centro de Arganda. Sigue sin entender lo que ha podido ocurrir en la residencia en la que Pilar vive desde hace más de 20 años.

El 7 de febrero, explica, a su "niña" le sentó algo mal, tenía el estómago revuelto. Los trabajadores de Arganda le limpiaron y le cambiaron varias veces de ropa porque tenía diarrea. "Estaba enfermita, porque ella normalmente avisa cuando tiene que ir al baño", aclara Mila, cinco años menor que Pilar. En uno de esos cambios, la temperatura del agua estaba muy alta. Tanto que le abrasaron parte del cuerpo con el agua hirviendo. Su familia lo ha denunciado en el juzgado de guardia de Arganda del Rey. El Servicio Regional de Salud, dependiente de la Comunidad de Madrid, ha abierto un expediente disciplinario a dos trabajadores por una posible negligencia en el trato a la discapacitada.

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En el informe médico que le hicieron a Pilar dos días después del suceso constan quemaduras de segundo grado y otras puntuales de tercer grado en la cara interna de los muslos, en la parte inferior del glúteo y en el pubis. Todo lo tiene vendado y cubierto con chorros de yodo. "Nos avisaron dos días después de que ocurriera, ¡dos días!", protesta la hermana al pie de su cama. "Nos dicen que ha sido una negligencia, pero nadie nos explica cómo ha podido ocurrir algo tan lamentable", prosigue.

Pilar no sabe hablar, sólo balbucea. Durante la visita del domingo, algunas de las cuidadoras de la residencia entraban en la habitación a hacerle mimos. Mila asegura que "casi todas" las trabajadoras se portan bien con Pilar y la quieren mucho. El "casi" es una auxiliar a la que ella considera culpable tras conseguir algunas explicaciones de tapadillo por los pasillos de la residencia. Supuestamente, esta empleada "le enchufó la manguera hirviendo que usan para limpiar las sillas, harta de tanto cambiarla por la diarrea", asegura Mila. Este periódico intentó ayer sin éxito contactar con la directora de la residencia de Arganda para conocer su versión de lo ocurrido.

El expediente disciplinario a dos empleados es del 20 de febrero, según confirma una portavoz de la Consejería de Familia y Asuntos Sociales, que asegura que la residencia de Arganda nunca ha tenido ningún problema ni denuncia de los usuarios con anterioridad.

Los trabajadores disponen ahora de unos días de plazo para presentar alegaciones. Después, la Comunidad de Madrid decidirá si ha habido negligencia por parte del personal o sólo un fallo técnico en el termostato de la ducha en la que cada día bañan a Pilar sentada, como asegura uno de los cuidadores. Si deciden que la responsabilidad es de los trabajadores, se pueden enfrentar a sanciones desde tres días sin empleo y sueldo hasta el despido por falta muy grave. Lo único que quiere Mila, dice, es que los culpables no se vuelvan a acercar a su hermana.

Mila y su hermana, en su habitación de la residencia de Arganda.
Mila y su hermana, en su habitación de la residencia de Arganda.P. Á.

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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