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Reportaje:

Una escuela ecológica para Rivas

El municipio construye un edificio sostenible que se abrirá en septiembre

Los niños de antes iban a la guardería, normalmente un cubículo situado en los bajos de un edificio con el mismo glamur que un búnker de los de la Guerra Civil. Pero las cosas han cambiado mucho. Ahora a las guarderías las llaman escuelas infantiles, y, en consonancia con los tiempos que corren, no vale cualquier cosa. Como mínimo tienen que ser sostenibles, una palabra que está de moda últimamente y que anuncia beneficios ecológicos sin límite. Y a eso se ha apuntado Rivas-Vaciamadrid (68.000 habitantes).

La escuela infantil La Rayuela dejará su sede al lado del colegio público La Escuela y se trasladará enfrente del Ayuntamiento a partir de septiembre, a un descampado que ahora ocupa el Proyecto Plaza Ecópolis. Se trata de aprovechar un entorno "complicado para usos públicos", explica el concejal de Política Territorial, José Ramón Martínez Perea. Donde antes había barro y malas hierbas ahora habrá una plaza para el ocio. No con vallas, columpios y arena, sino con una laguna que sirve de centro al que desembocan en espiral dos taludes. Es el propio desnivel del terreno el que marca los límites.

El estanque representa precisamente la filosofía de toda la plaza: apostar por las energías renovables para construir edificios sostenibles. Parecerá una laguna al uso con plantas, que además tendrán una misión especial. Se encargarán de depurar las aguas residuales de la escuela. Y parece mentira, pero no habrá malos olores, como asegura Jaime Eisaguirre, de Ecosistema Urbano, el estudio de arquitectos que ha diseñado el centro educativo y la plaza. El agua que se depura, además, servirá luego para regar los jardines.

La escuela contará con una ludoteca en el piso de arriba, un patio de juegos e incluso un foro infantil para recoger las sugerencias de los niños. Todo hecho con criterios sostenibles. Y no solo por utilizar las tecnologías más punteras del ramo. Por ejemplo, la escuela está enterrada parcialmente porque así se consigue un mejor rendimiento térmico. Tiene además una fachada completamente acristalada, que está orientada hacia el sur, para que reciba más horas de luz natural.

El proyecto prevé tres edificios. La escuela infantil (2.985 metros cuadrados), la casa solar Magic Box, que opera como vivienda autosuficiente energéticamente y el Centro de Interpretación de la Energía, un museo de las fuentes alternativas. En total, una inversión de cuatro millones de euros. Un presupuesto que supone entre "un 5% y un 10% más", según Martínez Perea, que si no se hubiesen aplicado los criterios de "máxima sostenibilidad" que el Consistorio ripense lleva por bandera. Pero el edil considera que esta cifra no supone un gran encarecimiento, teniendo en cuenta el beneficio que implica para el medio ambiente y el previsible ahorro energético en los edificios. El gasto "se amortiza en el primer año de vida", asegura el concejal.

La particular Caja Mágica ripense es una réplica de la casa que la Universidad Politécnica de Madrid presentó en 2005 al Concurso Solar Decathlon, un ejemplo de vivienda familiar, construida por módulos, que es capaz de generar más energía de la que consume.

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El Centro de Interpretación de la Energía, por su parte, albergará una exposición permanente sobre las diferentes energías alternativas.

Está previsto que las obras terminen a principios de septiembre, coincidiendo justo con el inicio del curso escolar infantil. Ahora bien, puede que aún queden "algunos remates por hacer", precisa Eisaguirre.

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