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El ex alcalde de Boadilla se aferra al acta de edil pese al malestar del PP

El concejal de Deportes, fiel a Panero, deja el cargo por "motivos profesionales"

Sin hacer ruido, sin decir nada a nadie, el ex alcalde popular de Boadilla del Monte Arturo González Panero se levantó de su silla y salió por la puerta de atrás de la sala de plenos del Ayuntamiento. Sucedió ayer. Mientras el resto de concejales escuchaba la reivindicación de medio centenar de padres sobre una escuela infantil, El Albondiguilla, como llamaban los cabecillas de la trama Gürtel al hoy edil, se marchaba sigilosamente. La escena es representativa de la vida en un Consistorio que hace medio año se convirtió en epicentro de la mayor trama de presunta corrupción en torno al PP.

Panero salió de forma rocambolesca de la alcaldía. El 9 de febrero, simultáneamente, él y el líder nacional del PP hacían declaraciones opuestas: el regidor aseguraba que se quedaba, mientras el presidente de su partido, Mariano Rajoy, estaba convencido de que ya se había ido. Panero renunció al cargo al día siguiente, pero mantiene su acta de concejal y sigue en el grupo popular, con el que vota todo tipo de decisiones, incluso algunas que tienen que ver con la propia trama. El juez le ha impuesto la mayor fianza del caso: 1,8 millones de euros para hacer frente a eventuales responsabilidades económicas. Está imputado por seis delitos, entre los que figuran cohecho, tráfico de influencias y evasión de capitales.

El Albondiguilla sigue en la dirección de la Empresa Municipal del Suelo

Como el resto de los ediles, Panero forma parte de la junta general de la Empresa Municipal del Suelo y Vivienda (EMSV), donde supuestamente se cocieron numerosas concesiones a empresas de la red. De ella tuvieron que salir otros altos cargos imputados en el caso: el diputado regional Alfonso Bosch Tejedor, el ex director del Ayuntamiento Tomás Martín Morales, y José Galeote, antiguo concejal del PP. Para quedarse, Panero aduce que fue elegido por sus vecinos y que les fallaría si abandona el Ayuntamiento. "Estar imputado es simplemente una figura para poder defenderse. Hay cientos de concejales imputados en España y no pasa nada", ha dicho a EL PAÍS.

Su presencia en la comisión informativa de recursos humanos del Ayuntamiento ha levantado las iras de la oposición: los ediles del PSOE y Alternativa por Boadilla han abandonado la comisión en protesta por la presencia de Panero. En ella se votó el mes pasado la rescisión del contrato de la oficina de información al ciudadano, adjudicada a Easy Concept, una de las empresas vinculadas a la red Gürtel.

Ante la negativa de Panero a marcharse, la oposición mira asombrada cómo el PP lo mantiene en su grupo municipal. La teniente de alcalde del municipio, Marta Puig, explica que el partido ya tomó la iniciativa de suspenderlo cautelarmente de militancia. "Tiene todo el derecho a mantener su acta como concejal y a estar en las reuniones", repite cuando se le pregunta si el grupo se ha planteado expulsar a Panero. El resultado de todo esto es un ambiente algo enrarecido, con un gobierno popular dividido entre ediles partidarios o enfrentados con el antiguo alcalde.

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Ayer mismo se hizo efectiva la renuncia al acta del que fuera responsable de Deportes hasta hace poco más de un mes, José Alfonso Rodríguez. El edil estaba en su cargo cuando el Ayuntamiento otorgó el 10 de mayo de 2007 las obras del Parque del Deporte a Constructora Hispánica, una de las empresas de la trama Gürtel, que consiguió la adjudicación pese a tener peor valoración que Sacyr. Rodríguez era uno de los fieles a Panero y, según dijo, se va "por motivos profesionales". Pero el Ayuntamiento sugiere que se ha marchado después de que el actual alcalde, Juan Siguero, lo despojase de sus funciones por "discrepancias con su gestión".González Panero mantiene que todos los ediles le muestran un gran cariño. En privado, algunos -que piden anonimato- lo desmienten: "Es una vergüenza que siga ocupando un cargo institucional. Llega a los plenos y no hace nada. Cierra la boca y mira al móvil". En el pleno de ayer, el ex alcalde dedicó buena parte de la sesión a teclear en su teléfono.

No ejerce ninguna profesión y se centra, según sus palabras, en "demostrar" su inocencia en el caso Gürtel. Cobra unos 400 euros por cada pleno al que asiste, otros tantos por las Juntas Generales de la EMSV y alrededor de 200 en las comisiones. No junta un gran sueldo: unos 800 euros al mes.

Con el cariño de unos, el desprecio de otros y la aparente indiferencia que muestran en público quienes ahora están al frente del Ayuntamiento de Boadilla, la presencia de Panero es, cuando menos, polémica. Fuentes cercanas al PP del municipio señalan que la dirección regional está intentando convencerlo para que se marche. Las mismas fuentes indican que es posible que le quede poco tiempo en su cargo al actual coordinador municipal, Manuel Ángel Jiménez, hombre de confianza de Panero.

Los que ya están fuera de sus cargos son otros perjudicados de la trama. Una es A. J. B. Pide que se silencie su identidad porque está "harta" de ser calificada como "una de las chicas de Correa". Nada tiene que ver con el presunto líder de la red mafiosa. Sólo se dedicaba, junto a 10 compañeras, a atender las llamadas de los vecinos de Boadilla como empleada en la Oficina de Atención al Ciudadano. Lo hacían por 758 euros al mes, y cuando empezaron a ver en la prensa que la empresa adjudicataria recibía por el servicio más de medio millón de euros al año, las cuentas no les salían por ningún lado. El pasado 30 de junio se quedó sin empleo, igual que sus compañeras. Easy Concept ya no atiende a los vecinos de Boadilla.

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