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Reportaje:

El futuro está en una cochera

Nace en Vicálvaro un proyecto tecnológico para ayudar a las empresas

Jesús Sérvulo González

El centro histórico de Vicálvaro es una sucesión de casas bajas y antiguas. Muchas de ellas están abandonadas. Es como un pueblo que creció al margen de la vorágine urbanística de Madrid. En el centro del barrio estaba hace unos años la comisaría de policía, que aportaba seguridad a una zona olvidada. Ahora el garaje de ese edificio se ha transformado en un satélite de la Catedral de las Nuevas Tecnologías, un ambicioso proyecto municipal para convertir la nave Boetticher, en Villaverde, en el corazón tecnológico de Madrid.

El centro que hoy se estrena en Vicálvaro ha sido bautizado como Madrid on Rails. El Ayuntamiento pretende convertirlo en una sede donde los pequeños empresarios puedan comenzar a usar las nuevas tecnologías. "La filosofía es potenciar a través de un lenguaje informático web de código abierto la creación de programas que se adapten a estas empresas", comenta el concejal de Economía, Miguel Ángel Villanueva, sentado sobre un cubo violeta que hace las veces de silla. Mientras habla, los siete trabajadores que tendrá el centro se afanan por dejarlo todo terminado para el estreno. "Hemos recibido la primera llamada de un empresario interesándose por esto", comenta al jefe una de las trabajadoras.

La idea es ofrecer programas informáticos que sean gratuitos

El establecimiento, de aspecto futurista, sorprende entre las viejas casas maquilladas por la polvareda que invade el barrio, levantado por obras. Las antiguas cocheras policiales han dejado paso a un local de más de 300 metros cuadrados inundado de pantallas de ordenador, mobiliario vanguardista y aspecto ultramoderno. Las fundas de las pantallas aún cubren los ocho ordenadores Mac que presiden la entrada. Es la sala de demostración. Allí dos trabajadores terminan de montar un vídeo promocional sobre el centro con cierto nerviosismo. En este espacio los empresarios interesados podrán comprobar cómo pueden utilizar los programas de facturación, pedidos, ventas... "y en un futuro esperemos que de contabilidad", desliza Villanueva. El proyecto ha costado 1,3 millones de euros, que el Ayuntamiento pagará gracias a un préstamo del Ministerio de Industria.

"Pretendemos educar para que los pequeños empresarios comprendan que los programas informáticos son necesarios, para crear un hábito de uso tecnológico", abunda el concejal popular. Pero estos softwares (programas informáticos) no tienen porqué costar dinero. La idea es ofrecerlos en código abierto y desarrollar los programas para amoldarlos a las necesidades de los usuarios. "Tienen que ser muy sencillos para facilitar su uso", explica uno de los trabajadores.

Los datos estarán en un servidor seguro, desde donde los empresarios podrán acceder a los programas y sus herramientas a través de Internet. "Es el futuro", dice el edil, que explica que el lenguaje utilizado proviene del Ruby on Rails, un entorno para desarrollar aplicaciones web con base de datos.

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Las comunidades de empresas que se dedican a desarrollar software libre están muy interesadas en este proyecto, primer paso de la Catedral de la Tecnología, que entrará en funcionamiento en 2011. "El interés municipal es que sea útil, que dé sus frutos y no sea un juego", concluye Villanueva. Habrá que esperar para ver los resultados de esta cochera convertida en futuro.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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