_
_
_
_
_

Un gigante marino se instala en el Museo de Ciencias Naturales

El esqueleto de la ballena pesa 2.500 kilos y mide 21 metros

Desde principios de año hay un nuevo, enorme, residente en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. Se trata del esqueleto de 21 metros de una ballena, un rorcual común, que el museo ha colgado del techo de la sala principal del edificio (José Gutiérrez Abascal, 2).

Los huesos proceden de un animal varado en la playa de Cortijo Blanco, en Marbella (Málaga), en febrero de 2008. Como llegó a la costa andaluza, el especimen pasó a ser propiedad de esta comunidad, pero ahora la Junta lo ha cedido al museo madrileño, que depende del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Josefina Barreiro, conservadora de la sección de aves y mamíferos del museo, explica que el esqueleto es de una hembra vieja, "un ejemplo magnífico" de esta especie. Los huesos pesan unos 2.500 kilogramos, y el museo tuvo que hacer un estudio de ingeniería para asegurar que la estructura del edificio podía aguantarlos. Aunque el esqueleto ya es pesado de por sí, se calcula que el animal vivo pasaba de 40 toneladas.

Los huesos son de un animal varado en 2008 en una playa de Marbella
Más información
Planes científicos para Semana Santa en Madrid

El coste total del proyecto ha sido de 160.000 euros, incluyendo la limpieza de los huesos, el transporte y el montaje. La limpieza tardó más de lo normal porque había que quitar mucha grasa, debido a la avanzada edad de la ballena.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Barreiro dice que la nueva pieza está teniendo un éxito enorme, sobre todo con los más pequeños. "A los niños les encanta ver algo tan grande", asegura. Un hombre alto tiene que dar casi 30 pasos para abarcar su longitud. Para un niño hacen falta casi 60.

El rorcual común es el segundo animal más grande que existe, por detrás de la ballena azul. Como este último, es un filtrador que saca pequeños animales, como krill (crustáceos planctónicos), del agua usando unas barbas enormes. A este ejemplar se las han quitado porque cuando se secan, encogen y no quedan bien.

Es probable que el cetáceo del museo proceda de la población de rorcuales comunes que viven en el Mediterráneo oeste, aunque esta especie se encuentra en todos los océanos del mundo. Es de las ballenas más rápidas y puede alcanzar casi 40 kilómetros por hora, por lo que se la conoce como el galgo de los océanos. Como muchas otros rorcuales, este tipo de ballena fue diezmada por la caza, sobre todo en la primera parte del siglo XX, hasta que la Comisión Ballenera Internacional lo protegió en 1966. No obstante, hoy sigue en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

La nueva pieza va a formar parte de la exhibición permanente del museo, que está abierto al público todos los días excepto los lunes. El precio de la entrada general es de cinco euros, y de tres euros para los estudiantes y los niños.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_