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Un guarda jurado en coma al jugar a la 'ruleta rusa' en Barajas

Jan Martínez Ahrens

El guarda jurado Juan Carlos G. G., de 25 años, resultó la noche del lunes gravísimamente herido cuando jugaba, a tenor de las primeras versiones, a una extraña. modalidad de la ruleta rusa en su puesto de trabajo del aeropuerto de Barajas. Un portavoz de la empresa Prosetecnisa, para la que trabajaba el herido, afirma que se trató de un disparo fortuito.El vigilante se encontraba en la sala de control de pantallas del centro de clasificación postal. Eran las 21.15. Sacó dé su revólver una bala, giró el tambor y, siempre según fuentes judiciales, acercó el arma a su cabeza. Los vigilantes que estaban a su alrededor se abalanzaron sobre Juan Carlos: "¡Qué vas a hacer!", gritaron. Un disparo sordo inundó la sala. La bala le había entrado por el temporal derecho y salido por el parietal izquierdo.

Los compañeros del guarda recogieron el arma y un médico le vendó la cabeza. Fue trasladado en ambulancia al hospital Ramón y Cajal, donde ingresó a las diez de la noche. Le condujeron inmediatamente al quirófano. Pese a la intervención, en la que se le retiraron la; esquirlas de huesos y metal del cerebro, la lesión siguió. Anoche, Juan Carlos, en estado de coma, se debatía entre la vida y la muerte.

Los primeros testimonios recogidos por las citadas fuentes describen al guarda jurado como una persona con gran afición a las armas.

Un portavoz de la empresa de seguridad para la que trabajaba el vigilante negó ayer a Servimedia que el vigilante jugase a la ruleta rusa con sus compañeros. La empresa sostiene que el arma se disparó por accidente cuando intentaba cargarla. En apoyo de esta tesis, el portavoz señaló que la trayectoria de la bala fue de abajo arriba, algo supuestamente contrario al recorrido que hubiese trazado en caso de haber jugado a la ruleta rusa. La empresa describió a Juan Carlos G. G. como un trabajador de profesionalidad contrastada.

La ruleta rusa consiste en hacer girar el tambor del revólver, apuntarse con el arma y apretar el gatillo. En este macabro juego, en el que casi siempre media alguna apuesta, sólo se gana si no se muere. Por ello, se suele practicar con pocas balas en el tambor. Las primeras versiones apuntan, según Efe, a que Juan Carlos jugó fuerte: dejó cuatro balas en el revólver. Lo extraño del caso reside en que el vigilante supuestamente no tuviese contrincantes.La apuesta del mendigoTambién una apuesta hizo que un mendigo se arrojase ayer al río Manzanares. José J. G., de 35 años, se lanzó al agua después de apostar con otro indigente que era capaz de hacerlo, informaron fuentes de la Policía Municipal. Los bomberos tuvieron que in tervenir en su rescate. José tuvo que ser sacado de entre dos compuertas. El hombre, que según las mismas fuentes se encontraba ebrio, fue trasladado a un hospital con síntomas de congelación.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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