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Entrevista:MÓNICA NARANJO | Cantante

"Los homófobos son unos reprimidos"

Muchos seguidores la tienen por una mujer sofisticada e inalcanzable, pero la Mónica Naranjo que nos atiende por teléfono presume de madre y esposa amantísima, madrugadora impenitente y hortelana que cultiva unos tomates y unas berenjenas de quitar el hipo. Acaba de cumplir 35 años, y esta Tauro impetuosa que triunfó en México recién alcanzada la mayoría de edad se siente ahora en la antesala misma de la plenitud. "En mis inicios mexicanos o cuando triunfé en España con Palabra de mujer era una chiquilla, apenas me enteraba de nada", admite sin aspavientos. Al igual que reconoce que en las grandes giras interpreta una o dos canciones en playback, "sobre todo los días de menstruación".

"Mi clasicismo es un poco popular. Me gusta recordar que Vivaldi era panadero"

No será el caso de mañana por la noche. Apenas dos meses después de publicar un disco y DVD en directo (Stage), la soprano de Figueres estrena en Madrid un nuevo espectáculo para teatros, Adagio, donde una orquesta sinfónica la respalda en un recorrido por las cimas de su repertorio. En las distancias cortas, no hay manera de eludir ningún do de pecho.

Pregunta. ¿Dosifica sus apariciones porque acabó agotada?

Respuesta. Hablo poco porque soy malísima vendiéndome y no necesito estar expuesta. La música es una sensación; si la mía te produce buen rollo, ganas de llorar o de conducir, ¿qué más quieres?

P. ¿Es agotador lo de ser diva?

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R. La diva es ese personaje que sube a escena: una mujer camaleónica, dramática, distante, altiva y sufridora, casi inaccesible. Si yo fuera así, estaría para el arrastre. Esa Mónica y yo no nos parecemos en nada.

P. Entonces, ¿la Mónica Naranjo real es una señora de andar por casa?

R. ¡Y una madre cojonuda! Tengo un hijo de 17 años que me cuenta sus intimidades y le recomiendo que ame hasta las últimas consecuencias, a mujeres o a hombres, eso da lo mismo.

P. Desde que grabó Tarántula, ¿ha encontrado muchas cosas que merezcan un aguijonazo?

R. Nos lo merecemos todos, en el culo, por habernos dejado embaucar por el consumismo. Sólo merece la pena gastar dinero en comer. El euro ha sido el engaño más grande, me parece un escándalo que nuestros hijos no puedan comprarse ni unas casas tan mal hechas que se oyen los pedos del vecino. Igual ha llegado el momento de dejar de ser unos pringados.

P. Pero no hará usted playback, como otras...

R. Una o dos canciones sí, y es mano de santo. Lo hacen Britney o Madonna, cantar y bailar dos horas es imposible.

P. ¿Es legítimo eso?

R. Quien diga que es poco moral, miente. Prefiero ser sincera que hipócrita.

P. ¿Y ahora una orquesta?

R. Para mí la música clásica simboliza la atemporalidad, aunque mi clasicismo sea un poco popular: me gusta recordar que Vivaldi era panadero.

P. ¿Alguna recomendación para el Orgullo?

R. Conviene seguir participando para consolidar unos derechos básicos. Los homófobos son unos reprimidos. Me asombra que, con miles de niños en orfanatos, haya quien cuestione el derecho de adopción.

P. ¿Y si alguna vez le diera por cambiar de aires?...

R. No sé si cambiaría de opción sexual, pero me encantaría ser una campesina con trenzas y escote, tipo holandés, de las que se tiran a los tíos en el pajar.

Mónica Naranjo. Jueves 28. 22.00. Palacio de Congresos del Campo de las Naciones. Entradas, www.elcorteingles.es. De 59 a 75 euros.

Mónica Naranjo, durante una actuación.
Mónica Naranjo, durante una actuación.

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