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Crítica:CIRCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La insania 'in corpore sano'

Javier Vallejo

Corren buenos tiempos para el circo, y mejores que vendrán. A quien guarde mal recuerdo de los circos de su infancia, le sugiero que se reinicie con Les 7 Doigts de la Main, compañía quebequesa formada por artistas curtidos en las pistas del Cirque du Soleil y del Éloize. La idea de sus siete fundadores es teatralizar el circo en espectáculos dónde la punta de energía no se pierda ni un momento. Loft, protagonizado por ellos mismos, transmitía verticalidad y honda ligereza. Psy, donde ceden la escena a artistas jovencísimos escogidos con ojo de lince, no le va a la zaga.

Sus protagonistas son 11 ejemplos clínicos de otros tantos trastornos psíquicos (adicción, insomnio, hipocondría...), expresados mediante habilidades circenses. El trapecista Gillaume Biron traduce su melancolía en ingravidez, y Naêl Jammal, su aprensión patológica en un difícil juego de equilibrios. Enganchado a la rueda alemana, Julien Silliau teje una alegoría de la dependencia. El escenario en tres niveles evoca el interior de un dúplex, el gabinete piscológico y la calle donde el asfixiante ritual de esterotipias del joven obsesivo compulsivo (Tom Proneur) encuentra su válvula de escape en un mano a mano acrobático deslumbrante con el poderoso Mohamed Bouseta. Tras los juegos, cuchillo en mano de la feroz Olga Kosova, Florent Lestage pone en órbita tres mazas y un garrote a la vez, en el papel del malabarista inseguro: ¡ole su órdago a la ley de Newton!

PSY

Dirección y coreografía: Shana Carroll. Producción: Les 7 Doigts de la Main. Circo Price. Hasta el 18 de abril.

En todos los números, encadenados sin solución de continuidad, como escenas de una pieza teatral, hay calidad poética, y en la mayoría de ellos, sentido del humor.

Danica Gagnon-Plamondon se libera de su agorafobia en el trapecio volante, una pareja insomne (Héloïse Bourgeois y William Underwood) levita en el mástil chino, el grupo al completo crea un ballet vertical con mazas lanzadas desde tres alturas y Gisle Lars Henriet remata el espectáculo con series de saltos que ni La Bestia, de la Patrulla X, igualaría. Shana Carrol, de la trouppe original de Les 7 Doigts, lleva a ésta al galope.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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