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En libertad el menor detenido el viernes

La juez dejó en libertad en la noche del sábado al menor marroquí detenido el viernes como presunto autor de la pedrada que le rompió la mandíbula a un agente de policía durante la batalla campal que tuvo lugar en la Cañada Real el pasado día 18, y que se saldó con 41 vecinos y 30 policías heridos.

Según indicó el entorno del joven Younes, de 17 años de edad, la decisión se produjo después de que los agentes que participaron aquel día en los enfrentamientos con los vecinos "no pudieran identificar sin ningún género de dudas" al menor como el responsable de la pedrada que hirió al agente. Esas mismas fuentes explicaron que los funcionarios sólo pudieron reconocer parte de la vestimenta que aquel día llevaba Younes. Además, dejaron claro que en ningún caso la policía contó con vídeo alguno en el que pudiera verse al menor lanzando piedras u otros objetos.

No es el único as en la manga que barajó la defensa del muchacho. Varios testigos declararon que aquella mañana el joven se encontraba en la zona, pero no se enfrentó a los agentes de policía. "Incluso existen imágenes de Younes apoyado en una pared y con las manos en los bolsillos", explicó al mediodía de ayer una portavoz de la familia.

Fuentes policiales explicaron que la Fiscalía de Menores pidió en la noche del sábado a la juez que condenase al detenido a pasar tres meses en un centro de menores, petición a la que no accedió la magistrada. La decisión de dejar en libertad al joven ha causado malestar en el seno de la policía.

Younes, que vive junto a su familia en la Cañada Real, fue detenido en la tarde del viernes. Varios agentes le habían identificado en una grabación de televisión, por lo que la policía localizó su lugar habitual de residencia y acudió para arrestarle. Sin embargo, en la vivienda sólo se encontraba en ese momento su abuela Fátima, quien, tras la llegada de los funcionarios, se puso en contacto con su nieto, que estaba trabajando en una cristalería. Younes no dudó entonces en llamar a la policía y quedar con los agentes. "No tenía nada que ocultar y se ofreció a declarar", explicó una persona cercana a la familia del joven.

En la Cañada Real había ayer satisfacción por la decisión de dejar en libertad al menor. Él y su familia prefirieron mantener la discreción y no hacer declaraciones públicas. Quieren que todo se olvide cuanto antes.

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