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Los madrileños prefieren el seguro sanitario privado

El 30% de los ciudadanos tiene póliza - La sanidad pública puede quedar para los desfavorecidos, según un estudio

Los madrileños prefieren la asistencia privada a la pública en mayor medida que la media del resto de comunidades. Un 30% de la población tiene alguna alternativa a la atención que presta la Seguridad Social, mientras en el resto del Estado el porcentaje de personas que pueden elegir entre asistencia pública o privada apenas alcanza el 16%. Y es precisamente esa diferencia la que hace que la sanidad pública madrileña pueda deteriorarse, alerta la doctora en Economía y profesora de Economía Aplicada de la Complutense Rosa Urbanos.

La preferencia por la asistencia privada en Madrid "podría estar indicando el alejamiento de colectivos sociales muy influyentes del sistema público", asegura la investigadora en la ponencia Desigualdades en la utilización de servicios sanitarios en la Comunidad de Madrid, presentada recientemente. Un hecho que, "a su vez, podría derivar en un deterioro paulatino". Es decir, que la sanidad pública podría acabar relegada a refugio de las clases más desfavorecidas. "Existe el riesgo de que la gente con capacidad de influir en el modelo sanitario se aparte y deje de hacer lobby para que la sanidad pública mejore", explica Urbanos.

La ponencia se basa en los datos de la última Encuesta Nacional de Salud, que la investigadora toma como base en sus modelos econométricos (tablas en las que cruza distintas variables para obtener probabilidades) para calcular cómo influyen factores como la posición socioeconómica en el uso que se hace de la sanidad. La autora concluye que no hay desigualdades remarcables por estatus social en Madrid y que, en todo caso, la desigualdad "tiende a favorecer a los individuos peor situados socialmente". Es decir, que los ciudadanos con menos recursos, utilizan más la sanidad. Según la autora, ese resultado coincide con lo que sucede en el resto de España.

Lógicamente, la mayor preferencia de los madrileños por la asistencia privada genera diferencias en el uso de los servicios públicos. Disponer de una alternativa, "disuade más a los madrileños de acudir a los servicios médicos" públicos que al resto de los españoles. Ocurre así, según Urbanos, en todos los casos (médico de familia, especialista...) excepto en las urgencias, que por su propia naturaleza no admiten planificación. Ese resultado concuerda con el que ofrece el Barómetro Sanitario (encuesta del Ministerio de Sanidad a los pacientes).

La ponencia, presentada en las jornadas Desigualdades sociales en la salud en la Comunidad de Madrid, organizadas por la cátedra de Análisis de Políticas Sanitarias de la Universidad de Alcalá, analiza la utilización de la atención primaria, la especializada, la hospitalización y las urgencias. En general, apenas encuentra desigualdades, aunque hay excepciones. Por ejemplo, en la atención primaria, en la que "las clases sociales relativamente menos favorecidas tienden a consumir más servicios". Es lo que llama "un cierto grado de inequidad pro pobres".

En atención especializada ocurre algo parecido. Quienes sólo están cubiertos por la Seguridad Social tienen una probabilidad cuatro veces mayor que el resto de acudir al médico público. Lógico, dada la preferencia por lo privado. Llama la atención las desigualdades en los tiempos de espera. Aguardan más los más pobres y los menos formados.

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En la región las diferencias en las esperas en atención especializada son mayores que en el resto de comunidades. Así, los madrileños con un estatus social más desfavorecido esperan casi el doble para una consulta que los que pertenecen a la clase social más privilegiada. Y los ciudadanos sin estudios, constata la investigadora, esperan 1,6 veces más que los individuos con mayor nivel educativo. Urbanos precisa que las diferencias no siguen una pauta ascendente o descendente, sino que se concentran en los extremos de la escala social, ya sea para la variable de clase social como para la del nivel de estudios.

Si se compara Madrid con las medias nacionales, los tiempos de espera aquí son más elevados, según la ponencia. A excepción del grupo socialmente más favorecido, que registra medias inferiores a las del mismo grupo en el resto del país. Urbanos matiza que la Encuesta Nacional de Salud (ESNE) trabaja con una muestra reducida, pero que de confirmarse la tendencia "estaríamos ante una situación de desigualdad en el acceso a la atención pública especializada por razones socioeconómicas sobre la que las autoridades deberían actuar".

Falta de información

La autora denuncia también la falta de datos para estudiar las desigualdades, ya que el equivalente autonómico de la ESNE -se descarga desde la web del Ministerio-, la Encuesta Regional de Salud de la Comunidad de Madrid "no está a disposición del público". Para poder realizar "un análisis intraterritorial más refinado es imprescindible que los datos se pongan cuanto antes a disposición de los investigadores".

Urbanos también lamenta que otros aspectos no son "susceptibles de estudio como consecuencia de la falta de información fiable". La profesora se refiere a las listas de espera quirúrgicas y diagnósticas, con las que el Gobierno regional mantiene "una total opacidad".

De hecho, el Ministerio expulsó a Madrid del cómputo nacional de las listas de espera porque no aplica el mismo sistema de recuento. Para empezar, la consejería sólo hace pública la lista de espera quirúrgica, no la diagnóstica. Además, en Madrid la espera no empieza a contar cuando el especialista prescribe la operación, sino cuando el paciente ha pasado todo el preoperatorio. "Así no hay manera de comparar sus datos con los de otras comunidades", se queja Urbanos.

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