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Reportaje:EL JEFE DE TODO ESTO | Eduardo Manzano, director del Centro de Humanidades del CSIC

"Aquí no se manda, se consulta"

El historiador dirige siete institutos de investigación de alto nivel

Por primera vez en la historia de Madrid, las ciencias humanas y sociales disponen de un flamante centro instalado en un edificio de 60.000 metros cuadrados para los investigadores, expertos y estudiosos de sus disciplinas. Pertenece al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y se encuentra en la calle de Albasanz (distrito de San Blas).

Con 700 investigadores, contratados y becarios, más administrativos, el Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS) alberga siete institutos: de Historia; de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo; Economía, Geografía y Demografía; Lengua, Literatura y Antropología; Políticas y Bienes Públicos, y Estudios Documentales sobre Ciencia y Tecnología. Al frente de esta torre de Babel se encuentra Eduardo Manzano (Madrid, 1960), historiador medievalista formado en la Universidad Complutense, alumno distinguido del catedrático Abilio Barbero, arabista con estudios complementarios en Londres. De talante sereno y aplomado, conserva el fuego interior de un entusiasmo evidente por todo cuanto, en nombre de la ciencia, se hace puertas adentro del centro cuya rectoría ejerce.

Tiene a su cargo 700 investigadores, estudiosos y administrativos
El centro atesora un millón de documentos, 400.000 monografías

La nave central del edificio de ladrillo rojo -inicialmente destinado a la Lotería del Estado- se ve iluminada por una claraboya de dimensiones gigantes, metáfora de la búsqueda del conocimiento que en su interior se despliega. "Una tercera parte de su superficie acoge siete bibliotecas del CSIC, antes dispersas y deterioradas y ahora recién estrenadas, con unos fondos de un millón de unidades, de ellas 400.000 monografías", explica con satisfacción Manzano. Es, sin duda, una de las principales bibliotecas de España, quizá la más importante en Humanidades. "En el Centro se gesta un abanico de actividades diversas que abarca desde la creación de un portal informático para mayores, de acceso público, con todos los datos disponibles en España sobre servicios y dotaciones para este cada vez más amplio segmento de la población, hasta un estudio pormenorizado de las 60 toneladas de sílex extraído de los 4.000 pozos en las cuatro hectáreas del yacimiento neolítico madrileño de Casamontero, cerca de Vicálvaro".

Con esa montaña se ha podido rehacer el circuito minero recorrido hace 7.000 años por nuestros antepasados. ¿Cuál era la demanda de sílex para explicar un yacimiento así de extenso? "Ésa es la incógnita que tratamos aquí de despejar", responde Manzano ante las especialistas que muestran el ajuar obtenido de una selección que, ahora, debidamente expurgado, ocupa sólo tres mesas de estuches transparentes con fragmentos pluriformes de sílex.

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Eduardo Manzano detesta el verbo mandar. "Aquí no se manda; entre investigadores, el verbo fundamental es consultar". Para él, lo más difícil de conseguir es que el científico, "que vive siempre un cierto ensimismamiento, lo haga salir al exterior para acreditar sus saberes ante la sociedad". Y lo más grato, "lograr culminar ese proceso, poner al servicio de la gente los conocimientos obtenidos y convencerle de su utilidad".

Para Vicente Rodríguez, vicedirector del CCHS, "el componente fundamental de la personalidad de Eduardo Manzano es la fuerza que desarrolla". ¿Qué tipo de fuerza? "Física, psíquica, intelectual... de todo tipo", rubrica con una sonrisa. El reto reside en que Manzano ha de moverse entre disciplinas muy distintas de las que él estudió como historiador medieval. ¿En verdad sus estudios le han servido para gestionar un centro tan complejo en sus actividades y cometidos como éste? "Sí, la ciencia ha dejado de ser algo unilateral para convertirse en un lugar de encuentro de numerosas variables cuya diversidad puede ser asimilada con metodologías al alcance de todos", dice.

Lo mismo se embelesa en explicar la labor de un equipo de jóvenes licenciados que integra nuevas variables en los estudios de rentabilidad de los bosques de Andalucía, que se enorgullece de las 18 revistas que el centro que regenta edita, 16 de las cuales figuran en el ISI, un índice de impacto de las publicaciones en los circuitos internacionales de la ciencia. "La clave de lo que hacemos aquí es desarrollar el diálogo entre científicos, que es a su vez la llave para que la ciencia dialogue con la sociedad, con la gente". ¿Con qué método? "Conectando lo local a lo global", responde. Por cierto, ¿qué hay del centro de estudios locales de Madrid, el Instituto de Estudios Madrileños? "Tiene aquí una sala de conferencias y un despacho. Pero la sede más grande es la de la Federación de Estudios Locales, de escala estatal, que también reside aquí".

Ricardo Méndez, que rige el Observatorio Industrial de Madrid; María Ángeles Durán, que investiga en trabajos no remunerados; Leonor Peña, y Pablo Campos son algunos de los investigadores del CCHS de cuyos nombres Eduardo Manzano se enorgullece. Y sentencia: "Realmente, resulta gratificante haber asistido a la puesta en marcha de un proyecto visionario cuajado de dificultades que, gracias al esfuerzo de todos, hemos podido hacer realidad en este centro, que asegura a la sociedad un retorno de lo que la sociedad le ha dado".

Eduardo Manzano, en la biblioteca del Centro de Ciencias Humanas y Sociales.
Eduardo Manzano, en la biblioteca del Centro de Ciencias Humanas y Sociales.GORKA LEJARCEGI

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