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El número de taxis por habitante se ha reducido una cuarta parte en 10 años

El servicio atiende a 1,29 millones de vecinos más que en 1996 con sólo 159 nuevas licencias

Oriol Güell

La exasperante carestía de taxis que soportan los madrileños, sobre todo por las noches y días festivos, tiene una explicación estadística: hay un 25% menos de los que había hace 10 años en relación con la población. Los 15.487 coches que atendían a 3,69 millones de personas en 1996 se han convertido en 4,97 millones de usuarios (un 35% de aumento) con sólo 159 licencias más (un 1%). El incremento de población y la incorporación de 19 municipios al servicio regional han hecho descender la ratio de 4,2 taxis por 1.000 habitantes a 3,15 en una década.

Decenas de miles de personas -cada día se hacen 600.000 trayectos en taxi en la región- han protagonizado estas fechas navideñas una escena que se está convirtiendo en habitual: mover los brazos como un espantapájaros intentando en vano cazar un vehículo libre.

El Ayuntamiento de Madrid admite que "en algunas horas y lugares faltan taxis, pero es un tema de muy difícil solución", explica Javier Conde, director general de Movilidad. "Hay que asegurar a los ciudadanos el acceso al taxi y al sector los ingresos que lo hagan viable. Es cierto que zonas como la Gran Vía, Alonso Martínez o la Castellana se quedan sin coches libres algunas noches. Pero no por eso se puede inundar la ciudad de licencias que no tendrían actividad en otros momentos", apunta.

El sector, en cambio, asegura que "sobran taxis en Madrid". "En París hay los mismos que en Madrid con casi el triple de población", argumenta Ramón Zarza, vicepresidente de la Federación Profesional del Taxi, la segunda del sector con más de 4.500 asociados. Zarza cree que "han sido otras decisiones políticas las que han provocado esta situación". "Se le pide al taxi que lo resuelva todo en unos pocos momentos al año, cuando el problema viene por la falta de planificación de las autoridades", sentencia.

"A nosotros nos parece muy bien que aumenten los controles de alcoholemia, pero alguien debería haber pensado que esto aumentaría la demanda de transporte público por la noche. Tampoco tenemos nada que decir a que se obligue a todos los bares a cerrar a las tres de la madrugada, pero alguien tuvo que pensar que esto provocaría una avalancha de personas en la calle a esa hora. Si Ayuntamiento o Comunidad no ponen más autobuses nocturnos o se deciden a abrir el metro por la noche, es injusto que se nos culpe a nosotros de algo que han creado ellos", concluye Zarza.

27 municipios

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Actualmente son 27 los municipios que forman la denominada Área de Prestación Conjunta del servicio del taxi. Con la capital como núcleo, los municipios han ido cediendo desde 1976 las competencias del taxi al de Madrid para crear un servicio unificado. En 1996, el área estaba formada por Madrid, Pozuelo, Leganés, Coslada, Móstoles, Alcorcón, Getafe y San Fernando de Henares, con una población total de 3,69 millones de personas y 15.487 taxis, lo que equivalía a 4,2 taxis por 1.000 habitantes.

En 1998, Fuenlabrada, Alcobendas, Parla, Las Rozas, San Sebastián de los Reyes, Mejorada, Rivas, Tres Cantos, Pinto, Boadilla, Villaviciosa, Majadahonda, Humanes, Velilla de San Antonio y Paracuellos del Jarama se incorporaron al servicio regional. Cada municipio aportaba al sistema su población (625.000 personas en total) y sus taxis, que eran muy pocos (sólo 129). El descenso de taxis por habitante se acentuó con el crecimiento de población que han vivido estos municipios (otros 600.000 habitantes) y la incorporación de Arroyomolinos y Moraleja de Enmedio al sistema, con 63.000 habitantes y sólo tres taxis.

En total, el sistema regional que capitanea Madrid ha incorporado en la última década 1,28 millones de personas y sólo 159 licencias. Fuentes municipales admiten que "el sistema se ha hecho demasiado grande y poco eficaz". "El número de taxis sería adecuado para el centro, pero la periferia ha crecido mucho. Es muy difícil corregir desde Madrid estos desajustes", concluyen estas fuentes.

"Esto es impresentable"

"No hay taxis. Llevo una hora aquí y sólo he visto uno libre. Casi nos pegamos cinco personas para cogerlo". Son las seis de la tarde del último día del año. Carlos, de 34 años y responsable de cocinar la cena de fin de año en casa de unos amigos, se desespera en la esquina entre Gran Vía y San Bernardo. A su lado, junto a una farola, tres grandes bolsas de plástico contienen los ingredientes del ágape.

"Hay pescado y marisco. Suerte que no hace calor, pero esto es impresentable. No entiendo cómo nadie hace nada para solucionar la falta de taxis".

La historia de Carlos es común en las últimas semanas. Decenas de miles de madrileños, como Susana, Jesús y Javier, saben lo que es "desesperarse" buscando un taxi. "La noche del 21 de diciembre, a las tres de la madrugada, nos pasamos casi una hora buscando un taxi en la Puerta del Sol. No había forma de conseguir uno. Al final, paramos un coche particular y suplicamos al conductor que nos sacara del centro. Él iba a una discoteca en la calle del Arenal y nosotros a otra en la

avenida de América. Le propusimos pagarle, pero él se negó y encima nos llevó hasta allí", recuerdan "aún muy agradecidos" los tres.

Paco tiene 57 años y el 1 de enero, a las siete de la tarde, llamó indignado a este periódico. "Esto es una vergüenza. Llevo más de una hora en la calle del Príncipe de Vergara con mi madre, que está muy mayor, y no hay ni un solo taxi. Esto es un servicio público y la gente tiene derecho a él. Si los taxistas no quieren trabajar, que el Ayuntamiento dé más licencias", protestó airado.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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