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Crítica:MÚSICA CLÁSICA | 7º ARTE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La odisea de un 'requiem' fascinante

La Orquesta Nacional de España ha tenido la feliz idea esta temporada de mirar continuamente de reojo al cine en su programación, bien dedicando una atención preferente a compositores de bandas sonoras, bien recreando aquellas obras musicales de enjundia que algunos directores de cine han utilizado para ambientar sus filmes. En este segundo apartado hay dos casos cuya asociación ha sido tan fructífera que han llegado a convertirse en símbolos Uno de ellos es la película Muerte en Venecia, de Luchino Visconti, que contribuyó a popularizar a gran escala en círculos no musicales la imagen de Gustav Mahler, gracias a la introducción del hipnótico adagietto de la Quinta sinfonía en una escena del film. El otro caso es el del Réquiem, de György Ligeti, en 2001, una odisea del espacio, de Stanley Kubrick. El cineasta no solamente ha recurrido a Ligeti en esta película sino también en otras como El resplandor o Eyes Wide Shut, pero en ninguna de ellas el efecto de la asociación música-cine ha sido tan impactante. Lo cierto es que gracias a la popularidad y poder de influencia del cine dos músicos tan importantes como Mahler y Ligeti han expandido sus fronteras a públicos más amplios que los estrictamente musicales.

7º ARTE

Orquesta y Coro Nacionales de España, Coro de la Generalitat Valenciana. Director: Josep Pons. Obras de György Ligeti, Richard Strauss y Johann Strauss. Auditorio Nacional, 4 de febrero.

La obra de Ligeti sigue fascinando con su intensidad expresiva

Bien es verdad que, con ayuda del cine o sin ella, el Réquiem de Ligeti -para soprano, mezzosoprano, dos coros mixtos y orquesta- es una de las obras más fascinantes del último medio siglo. EL PAÍS la incluyó en su primera colección de discos de clásica en 2004, con incuestionable éxito. Ahora Josep Pons lo ha incorporado a su selección musical de 2001, una odisea del espacio al lado del popular vals El bello Danubio azul, de Johann Strauss, que acompañaba a la nave espacial casi meciéndola; del poema sinfónico Así habló Zaratustra, de Richard Strauss, y de Atmosphères, también de Ligeti, dejando para otra ocasión tanto Lux Aeterna como Aventures del propio Ligeti, o un adagio de un ballet de Khachaturian, presentes en la película pero no en el concierto por restricciones de duración. Hay que tener en cuenta que las piezas seleccionadas se tocaban en su versión integral, y no fragmentadas como en el cine, resultando de todo ello un programa interesante y francamente entretenido por su variedad, que permitía además escuchar una de las obras maestras de Ligeti con el refuerzo del estupendo coro de la Generalitat Valenciana.

¿Por qué razones o sinrazones sigue fascinando de la manera que lo hace una obra como el Réquiem, de Ligeti? ¿Cuestión de duende o de perfección en la elaboración? No hay posible respuesta que no suponga una simplificación, pero aún a riesgo de ello hay que subrayar la espectacularidad y eficacia del envolvente tratamiento tímbrico con una deslumbrante organización del sonido en texturas, y la capacidad de seducción dramática desde el despojamiento con una escalofriante intensidad expresiva en el desarrollo de la obra. El rigor constructivo se da por añadidura en un compositor como Ligeti, tan vinculado a la exploración de las músicas étnicas -de ahí tal vez su especial sentido de la comunicación- y tan enamorado de la música antigua, sobre todo por los comienzos de la polifonía y, en particular, por el siglo XIV y sus proximidades. La interpretación de la orquesta y coros de la ONE, junto al Coro de la Generalitat valenciana, la soprano alemana Caroline Stein y la mezzosoprano británica Catherine Wyn-Rogers -todos ellos a las órdenes de un entregado y hasta titánico Josep Pons-, fue suficientemente compacta para transmitir a partes iguales emoción y asombro a un porcentaje elevado del público asistente.

Se consiguieron en el Réquiem las cotas artísticas más elevadas del concierto, compartidas con la otra pieza programada de Ligeti. Al vals le faltó ligereza y le sobró sosería. En cuanto al poema de Strauss no pasó de lo políticamente correcto. Josep Pons y los músicos a sus órdenes en esta ocasión echaron el resto con Ligeti, y así este monumental y poético oratorio sonó con un magnetismo y un empaque irreprochables. El cine de Kubrick puso a muchas personas en la pista de Ligeti. Ahora, curiosamente, el compositor húngaro-rumano nos invita a ver de otra manera al cineasta. Son consecuencias de los diálogos artísticos bien establecidos. Sale ganando la música y sale ganando el cine.

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Escena de la película '2001 Una odisea en el espacio', de Stanley Kubrick.
Escena de la película '2001 Una odisea en el espacio', de Stanley Kubrick.

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