Una pareja adopta a 'Cisne', la perra que pasó tres años atada

Nadie puede prever los golpes de suerte. Cisne pasó los primeros años de su vida atada. Luego fue abandonada y vagó un mes con el cuello llagado por el páramo de Segovia, amarillento, abrasado por el sol, asfixiante. El Refugio, la asociación que busca hogares para animales abandonados, la recogió en medio del campo y ha encontrado ahora a una pareja, Teresa y Antonio, dispuesta a abrirle la puerta de su hogar a las afueras de Madrid. El animal descansa ya sobre una cómoda colchoneta.

Vida nueva, nombre y vestuario nuevo. Cisne, de tres años, luce un pañuelo de colores que le tapa la cicatriz dejada por la correa que la inmovilizó desde que nació, y Teresa y Antonio la han llamado Cora. "Está muy tranquila y no gruñe nada", explican sus dueños. Ni rastro del pánico y el estrés. "Ha tenido mucha suerte", se emociona Nacho Paunero, presidente de El Refugio. Cree que Teresa y Antonio son los adoptantes idóneos. Están acostumbrados a dar cariño a los animales.

Nacho acompañó a Teresa y Antonio al nuevo hogar de Cora. Una casa con fotos de perros por todos los rincones. Allí le presentaron a Diva, otra perra abandonada de 11 años. Ni se inmutó. Paseaba tranquila meneando su cuerpo. Cora, sin embargo, estaba loca de contenta. Era la duda de Antonio: si los dos animales se llevarían bien. Prueba de fuego superada. Se adaptó enseguida. Lo primero que hizo fue subirse a una mesa y comerse unas galletas. Teresa ríe al contar la anécdota: "Pobre, tan acostumbrada a sobrevivir en los campos...". Ya no tendrá que hacerlo más. Sólo descansar, comer y jugar. Cora tendrá el cuello destrozado de por vida. Pero por lo menos ya no tiene el miedo metido en el cuerpo.