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POP | la semana por delante

La pasión de Tokio Hotel

La adolescencia. Ese tiempo de pulsiones exacerbadas y pasiones irrefrenables. Cuando los quinceañeros abrazan algo lo hacen con una fidelidad que es el sueño de cualquier vendedor de discos. Es el caso de los alemanes Tokio Hotel. Este cuarteto actúa el martes en el Palacio de Deportes, pero hace 10 días que docenas de jovencitas acampan a las puertas del recinto esperando ser las primeras en entrar. Eso no es lo curioso, pasa siempre que se acerca a la ciudad un fenómeno para jovencitas.

Lo raro es que no encajan en el prototipo habitual de grupo de fans. Ni es un cantante melódico latino mueve caderas a lo Bisbal, ni un grupo de chicos de baladas melosas a lo Take That. Ésta es una extraña banda liderada por el ambiguo Bill Kaulitz, un chaval que en septiembre va a cumplir 21 años y cuyo aspecto es una mezcla entre Marylin Manson y Joan Collins. Lo que hacen es pop pico, a veces oscuro, a veces con pretensiones rockeras, siempre con un aire a himno. El secreto de su éxito estuvo en darse cuenta de que si su primer disco, de 2005 y cantado en alemán, había arrasado en los países de habla germana, la cosa podía ir igual de bien en el resto del mundo. Dicho y hecho: en 2007 se publica Scream, un álbum compuesto principalmente por temas de sus dos discos anteriores pero en inglés, y en 2009 se editaba su último disco de estudio hasta la fecha, Humanoid, que es el que traen ahora para disfrute de la chavalada.

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