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El pequeño comercio se opone a la liberalización de horarios

Las grandes superficies apoyan la nueva ley "porque crea más empleo"

Jesús Sérvulo González

Un Gobierno liberal aplica medidas liberales: poca regulación en la economía. Y eso es lo que pone en práctica el Ejecutivo regional de Esperanza Aguirre, que el pasado jueves anunció que está ultimando una Ley de Modernización del Comercio, que concede libertad a los empresarios para establecer el horario de apertura y cierre a su antojo en los días laborables y en los festivos permitidos. Y no son pocos los domingos y días de fiesta en que los propietarios de tiendas -lo que incluye al pequeño comercio y las grandes superficies- pueden abrir en Madrid a lo largo del año. La Comunidad ha eliminado el rojo de 22 días festivos del calendario comercial.

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Ante el anuncio del Gobierno regional de liberalizar los horarios comerciales, las diferentes asociaciones de comerciantes y empresarios, grandes y pequeños, han reaccionado.

La lógica impera y los pequeños empresarios, agrupados en torno a la Confederación General de Pequeñas y Medianas Empresas (COPYME), se oponen a la medida que Aguirre trata de sacar adelante. En un comunicado, la asociación de empresarios asegura que pasar de 90 horas de apertura semanal a 144 horas "se trata de un nuevo paso en contra del comercio tradicional". COPYME considera que "facilitar la apertura de grandes superficies y supermercados es dirigir el consumo hacia determinadas fórmulas comerciales" y es "un ataque al libre mercado".

Las asociaciones de consumidores también se oponen a la medida. La Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) ha rechazado la normativa propuesta por Aguirre al entender que la franja horaria comercial es "suficiente y que la medida sólo beneficia a las grandes superficies y centros comerciales". Antonio López, portavoz de CECU, duda de que la iniciativa "promueva la competencia, porque lo que en realidad supone es eliminar al pequeño comercio".

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Un portavoz de Facua (otra de las asociaciones de consumidores), Rubén Sánchez, cree que de salir adelante este proyecto de ley sería "una invitación al consumo y al despilfarro". Sánchez se unió al grupo que considera que la medida beneficia a las grandes superficies porque los pequeños no tienen capacidad para competir: carecen de los recursos para mantener detrás del mostrador a una persona 24 horas al día.

Uno de los que no comparte este punto de vista es el presidente de la Confederación de Empresarios de Comercio Minorista, Autónomos y de Servicios de Madrid (CECOMA), Salvador Santos Campano. Quizá porque también ostenta la presidencia de la Cámara de Comercio de Madrid. Santos Campano defiende la norma porque "no quiere decir que los establecimientos estén abiertos las 24 horas, sino que lo estarán aquellos que sean productivos y den servicio a los clientes".

El máximo responsable de la Cámara añade que "a pesar de la competencia que para el comercio tradicional supone la libertad de horarios en las grandes superficies, el pequeño comercio no ha perdido cuota de mercado, aunque no abren porque ni quieren ni pueden".

Por su parte, las grandes superficies, que serían las más beneficiadas con la nueva ley, se mostraron partidarias de la medida. La Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED) indica que la medida supone mayor empleo en el sector y una mejor atención a los compradores. "El consumidor tiene nuevas necesidades y pide más flexibilidad", asegura una portavoz de la ANGED, que afirma: "En Madrid se ha demostrado que más liberalización ha supuesto mayor número de comercios y más empleo en el sector".

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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