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Los pequeños comerciantes de la región se declaran 'asfixiados' por la competencia con los hipermercados

En la región hay registrados 58.000 pequeños establecimientos de venta al público, a los que hay que añadir los supermercados y todo tipo de empresas de tamaño medio que fabrican y venden productos al por menor. En total, según las patronales, cerca de 90.000 comercios estaban ayer convocados a una jornada de paro contra la decisión de la Consejería de Economía de ampliar de 14 a 18 el número de días festivos en los que se autoriza la apertura de los establecimientos. Según los pequeños comerciantes, esta medida sólo favorece a las grandes superficies, que pueden permitirse abrir el domingo sin sufrir pérdidas y sin sacrificar el descanso semanal.

El cierre iba a ser, en origen, una huelga conjunta de empresarios y trabajadores contra esa medida gubernamental, con la que se rompe el pacto firmado por las tres partes en julio de 1999 -entonces se acordó fijar en 14 el número de festivos con actividad comercial-. Sin embargo, UGT y CC OO se descolgaron de la convocatoria hace dos semanas tras prometerles el consejero de Economía, Luis Blázquez, que la ampliación de horarios creará 24.000 nuevos puestos de trabajo en el sector. También renunció a la protesta la patronal Copyme.

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Cecoma y Unipyme entienden, por el contrario, que las promesas de Blázquez 'son absolutamente falsas e imposibles', y por ello se echaron a la calle. 'Ha sido todo un éxito: más del 85% de los pequeños establecimientos ha cerrado', declaró un portavoz de Cecoma, quien aseguró, además, que 'el cien por cien de los mercados y las galerías de alimentación', así como 'la inmensa mayoría' de los puestos de Mercamadrid habían secundado la protesta. Esto último fue desmentido inmediatamente por el director general del principal mercado mayorista de Madrid, José Ramón Gómez de Barreda, quien declaró a Efe: 'Mercamadrid funciona con toda normalidad, no ha cerrado nadie. Los 154 puestos de venta de pescado han abierto, y con un gran volumen de ventas. Y los de carne, que sí manifestaron su interés en apoyar la movilización, se encuentran en un momento muy delicado para cerrar. Sólo frutas y hortalizas, que cierran los lunes desde hace diez años, no han abierto, pero por descanso del personal'.

Tampoco cumplió con las expectativas de las patronales la almendra central de la capital. A media mañana, las calles de Preciados, Montera, Gran Vía y Princesa ofrecían un aspecto casi habitual, con la mayoría de los comercios abiertos y la gente parada en sus escaparates. En el distrito Centro, el seguimiento del paro no superó el 25%; cerraron sobre todo zapaterías, ferreterías y alguna joyería. 'Allí están muy desanimados', justificó más tarde un portavoz de Cecoma. Un desánimo personificado en Juan Bolívar, dueño de la juguetería Sanatorio de Muñecos, sita en la calle de Preciados desde 1916. Bolívar no cerró, y resumió su opción con una frase. 'Tengo que pagar una letra de 200.000 pesetas pasado mañana. Si cierro hoy, no podré hacerlo'.

El vendedor de juguetes, después de atender durante más de 20 minutos a un niño que no se decidía por su coche preferido, añadió: 'Yo soy muy viejo, y esto siempre es igual: el pez grande se come al chico. Además, la movilización tenía que haberse hecho cuando empezó toda esta historia de la apertura en domingo. Ahora ya es tarde'.

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La batalla de los pequeños comerciantes por mantener un sistema de horarios más o menos tradicional (aunque la mayoría acepta que se abra los sábados y 'algún domingo especial') es contestada por la Organización de Consumidores y Usuarios, que apela a los 'derechos de los consumidores' a elegir el día y la hora que más les convengan para realizar sus compras y defiende, por tanto, la apertura en festivo.

A esto replican los afectados por la liberalización diciendo que 'tampoco abren en domingo los bancos ni, por supuesto, la Administración', y que el 'descanso dominical', imprescindible en el caso de personas que trabajan 'hasta 72 horas semanales', se está dejando de lado en favor del 'absoluto poder de decisión' de los hipermercados. Así lo explicó el dueño de una tienda de relojes de la Puerta del Sol: 'Aquí no manda ni Felipe González ni José María Aznar. A ellos les tapa la boca El Corte Inglés'.

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