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A perdigonadas en Vallecas

La policía busca a un tirador que hirió a cinco personas

"Un silbido, un golpe seco, y dolor". Eso es lo que se siente al recibir un disparo en la cabeza, según M. P. D, un administrativo de 34 años residente en Puente de Vallecas. Ahora tendrá que convivir con un pequeño proyectil (posiblemente, un perdigón) pegado a su cráneo que los cirujanos, tras dos intentos, no han conseguido extraer. Alguien le disparó en la madrugada del pasado 18 de julio oculto en un edificio de la calle de Sierra Carbonera (Vallecas). Los disparos hirieron al menos a otras cuatro personas aquel día, según varios testigos. Sólo uno ha denunciado, según asegura el Cuerpo Nacional de Policía. Este fin de semana, el tirador, que aún no ha sido detenido, ha vuelto a actuar, afirman los vecinos. La policía desconoce este segundo episodio. Víctimas y vecinos se quejan de la falta de celo de los agentes para dar con el tirador. La policía lo niega.

"¿Es que no piensan ir a ver quién pega tiros?", preguntó un testigo a la policía

El tirador dispara escondido desde algún edificio de la intersección entre la calle de Sierra Carbonera y Tomás García. Y ya son al menos siete los afectados, según los vecinos de la calle. Los testigos aseguran que ni el Cuerpo Nacional de Policía ni la Municipal intentaron atraparle la primera vez que actuó, a pesar de que los heridos, aunque leves, iban en aumento en presencia de los agentes. "El pasado sábado se limitaron a enfocar con las linternas a un edificio después de atender a otros dos heridos", afirma N. F. M., un testigo que ha presenciado los dos ataques con perdigones. Las fuerzas de seguridad niegan estas acusaciones y aseguran que se ha atendido el caso.

Sobre las cuatro de la madrugada del día 18, al doblar la esquina de la calle de Monte Perdido con Sierra Carbonera, un proyectil de pequeñas dimensiones agujereó la parte superior izquierda de la cabeza de M. P. D. y se introdujo unos tres centímetros en su cuero cabelludo. Rápidamente sus amigos le atendieron. "Me salía muchísima sangre. Era muy escandaloso", relata. Lo siguiente que recuerda es que agentes de la Policía Municipal, la Nacional y el Samur acudieron al lugar. Pero todo ese despliegue no achicó al tirador. Mientras M. P. D. recibía las atenciones de los sanitarios, otro chico de 22 años acudió pidiendo ayuda. "Le habían pegado otro tiro en el cuello. También tenía el proyectil dentro", cuenta M.P.D.

Los amigos del primer herido aseguran que los agentes ni siquiera se acercaron a los portales 33 y 35 de Sierra Carbonera, los únicos desde los cuales alguien podría haber alcanzado a las dos víctimas, que llegaban desde calles perpendiculares, según su versión. "¿Es que no piensan ir a ver quién pega tiros?", recuerda que preguntó a una policía nacional uno de los amigos. "¿Pero tú que

crees, que somos el C.S.I.? No vamos a despertar a los vecinos ahora", asegura que le respondió. Poco después la policía abandonó la zona, añade.

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Pero el francotirador actuó una hora más tarde. Varios testigos que estaban en un pub a unos 80 metros del lugar donde habían sucedido los dos primeros casos, afirman que sobre las cinco vieron bajar a un chico herido en el tobillo. Buscaba a los policías municipales y a la ambulancia que atendían otro caso en la puerta del pub. "Los agentes no le hacían mucho caso. Parecía que les hacía gracia, que era secundario", cuenta N. F. M. Según su versión, al menos dos personas más recibieron disparos aquella noche, el último sobre las seis de la mañana.

El sábado pasado el mismo testigo volvió a presenciar dos casos más. "No para. La otra noche dio a un hombre en la espalda y a una chica en el culo", añade N. F. M.

Agentes del Cuerpo Nacional de Policía atendieron las dos primeras víctimas. Las otras cinco (tres del día 18 y los dos del pasado sábado) fueron atendidas por la Policía Municipal, según los testigos. Los policías nacionales explican que desconocen estos últimos. Pero algo falla, porque una portavoz de la Policía Municipal afirma que es el cuerpo nacional el que se encarga del caso.

"Me dijeron que ahora sacar el proyectil es más peligroso que dejarlo ahí dentro", explica M. P. D. De momento, el perdigón que le hirió se quedará incrustado en su cráneo. Sin que nadie haya conseguido apresar a quien lo disparó.

Radiografía del cráneo de M. P. D. El perdigón es el punto blanco que se ve en la parte superior izquierda.
Radiografía del cráneo de M. P. D. El perdigón es el punto blanco que se ve en la parte superior izquierda.

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