El pianista profeta
Lang Lang es más que un pianista, es un ídolo de masas. A sus 28 años, este joven ha conseguido que los niños chinos se vuelvan locos por el piano -dicen que en el último año se han vendido más teclados en China que en todos los países de Europa juntos-. Ha organizado charlas en colegios de su país natal y ha transmitido a los chicos tal pasión que muchos niños quieren ser como él. Lang Lang sabe que no es lo mismo presentarse en China ante sus incondicionales que en los coliseos de la vieja Europa, por eso ha preparado un concierto a la altura. La precisión de una partitura de Bach, la agónica Sonata D.960 de un Schubert romántico hasta la médula y, como colofón, los Estudios Op. 25 de Chopin, un alarde de melancolía. Un programa de riesgo para el próximo martes en el Auditorio Nacional. Cierto es que su historia -de ser un chico de extrarradio a convertirse en un icono comercial- pesa demasiado sobre sus hombros, pero esperemos que las expectativas que Sony, su discográfica, ha creado sobre él no le hagan flaquear ante el público español.
