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Palabras de madrid

Un poblado andalusí

Quien desee conocer con base científica el origen de Madrid, el último libro de Christine Mazzoli-Guintard, medievalista de la Universidad de Nantes, brinda una oportunidad de lectura amena y rigurosa. Su publicación es hoy muy oportuna: recientes -y parciales- excavaciones en la almendra originaria de la villa, en la cimentación del futuro Museo de Colecciones Reales bajo el Palacio Real y la Almudena, han despertado viejas conjeturas de quienes solo se avienen a asignar el origen de la ciudad a paleocristianos visigodos. Y ello frente a la evidencia, hasta el momento documentalmente probada, que atribuye la creación del Mayrit con castillo, mezquita y almimbar al designio del emir omeya de Córdoba Mohamed I, en torno al año 865. Muchos han sido hasta hoy los estudios que versan sobre tan enjundiosa trama; cientos, las interpretaciones sobre la etimología matritense; pero Mazzoli-Guintard describe las hipótesis más fundadas y permite una aproximación cabal para despejar tantas incógnitas. Le avala una metodología que especialistas españoles como Juan Zozaya, María Jesús Viguera o Cristina Segura, desde la arqueología, el arabismo o la historia, rubrican con su experiencia. Todo refuerza hoy la tesis de Madrid como enclave omeya andalusí, cuya certeza solo puede incomodar a quienes cobijan un poso, quizás inconsciente, de islamofobia.

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