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Columna
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La 'princesa' de Vallecas

Muchos vallecanos están hasta el gorro de que les hayan inventado una princesa montaraz de tosca factura. Belén Esteban es omnipresente y omnívora en las televisiones y en los papeles del corazón. No solo la tienen que aguantar en Vallecas, sino en toda la nación. De hecho, ya la denominan algunos desventurados "princesa del pueblo". Pobre pueblo y pobres princesas. En su haber tiene dos grandes hitos: ser la ex de Jesulín de Ubrique y tener una lengua asilvestrada que para sí quisieran las víboras y la verdulería canalla.

Eso sí, la chica es lista y saca tajada por doquier. Sus patrocinadores exprimen su bochornoso jugo por todas partes, sin tener en cuenta que ya cansa y hastía, por muchos líos que se invente, por muchos despropósitos que se saque de la manga, por muchos novios que la cortejen y se los pongan o se los dejen de poner. Ha inventado el glamour zafio. Su niña ya es más famosa que la niña de Rajoy, que era bastante más pacata y pudorosa.

Aprovechando el tirón, muchas otras señoras, señoritas y señoritos andan por ahí a ver si cuaja el estilo, el modelo de perfección, el sonrojo y la vergüenza ajena. Lo friki está invadiéndonos, mientras los programadores se frotan las manos y hacen caja. Porque esto tiene toda la pinta de no acabar jamás, para maldición de nuestros pecados. Dentro de nada se hace otros arreglitos en el quirófano, y es fácil que dentro de 40 años ella siga tan pancha provocando el sonrojo de nuevas generaciones. Esta señora parece mucho más adecuada para una película chunga que para la vida real.

Es mucho más beneficioso para las almas descarriadas poner su interés en La villana de Vallecas, de Tirso de Molina, o La estanquera de Vallecas, de José Luis Alonso de Santos, o Mesías de Vallecas, del cantante Melendi, o Vallecas, de Luis Pastor. O, por supuesto, el Rayo Vallecano.

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