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Este secarral debería ser un gimnasio

Un colegio de Vallecas reclama desde hace seis años instalaciones deportivas

Pilar Álvarez

Guille toca la trompeta en la banda. Pablo hace de guía turístico. Tamara atiende a la prensa. Ninguno ha cumplido aún los 11 años. Pero ya tienen edad para protestar. Padres y alumnos del colegio Palomeras Bajas (un centro público del distrito de Puente de Vallecas con 450 estudiantes) protagonizaron ayer la falsa inauguración de un gimnasio que esperan "desde hace más de seis años".

La explanada, situada justo delante del colegio, sigue vacía. Ayer unas 150 personas organizaron una merienda al sol y fijaron con hormigón un cartel de mentirijillas. Otros 90 centros públicos como el suyo (un 9% de los 1.000 institutos y colegios de Madrid) carecen de instalaciones deportivas.

El cartel, que colocaron mientras Guille soplaba las notas de La cucaracha, es como los que encabeza cualquier obra institucional. Bandera estrellada de la Comunidad, datos del Boletín Oficial, ubicación de la parcela. Tras el epígrafe de constructor, una ironía: "A los padres sólo nos falta hacerlo nosotros".

90 centros públicos de Madrid carecen de equipamiento para hacer ejercicio

La niña Tamara se sabe bien el mensaje: "Lo que no puede ser es que le den todo el dinero a la concertada. Todo". En su caso, "la concertada" que desdeña arrugando la nariz es el colegio que está al doblar la esquina, el Gredos. Tamara enumera: "Tienen piscina, más salas de ordenadores y unas vallas enormes para que no entren los ladrones, como aquí". Hace dos navidades les robaron todos los instrumentos del aula de música.

Los padres giran en un corro en la explanada vacía. "Aquí irán las canchas", bromea una madre. Guille, que ha soltado la trompeta, tiene dudas. "No sé, a ver si nos hacen caso". Y sorbe su batido de chocolate.

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Pablo insiste. "Ven a ver el gimnasio, ven a verlo". Y una avanzadilla de la clase de 5º enseña a la periodista su sala de deporte actual. Una habitación de 80 metros cuadrados con una columna en el medio, un potro raído y un cartón que tapa la lámina de un espejo roto. "Aquí no cabemos, en las clases de capoeira nos damos patadas sin querer", escenifica Pablo lanzando la pierna al aire.

En noviembre de 2003, según el AMPA del Palomeras Bajas, la Consejería de Educación les prometió el gimnasio nuevo. Cuatro años después se aprobó la cesión de la parcela. Pero la explanada sigue siendo eso: un terreno vacío frente a un colegio lleno. "Se habilitará cuando haya presupuesto, no hay fecha definida", explicó un portavoz de Educación. El Palomeras es uno de los 90 centros públicos a la espera de gimnasio. No hay ninguno, añaden desde la consejería, en el que los niños no puedan hacer deporte. Se establecen convenios con instalaciones cercanas para que dispongan de ellas en horario escolar. En Palomeras quieren justo lo contrario. Que el gimnasio del colegio sirva para todo el barrio cuando acaben las clases. De momento, en la explanada, sólo hay un cartel.

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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