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Una semana de desobediencia civil en los cines Luna

Un centenar de 'okupas' toma el edificio en protesta contra la especulación

Quieren hacer una denuncia pública de "quiénes están moviendo el mundo". Por eso un grupo de activistas ha okupado los cines Luna, en la plaza de Soledad Torres Acosta, junto a la Gran Vía, cerrados desde 2005. A primera hora de la tarde del sábado, aguantando el sol que caía sobre la plaza, varias decenas de activistas de distintos grupos (ecologistas, feministas, antimilitaristas) permanecían en el entorno de los cines, mientras otros compañeros que habían logrado entrar decoraban la fachada con carteles reivindicativos.

Agentes de la policía municipal y nacional y algunas furgonetas de antidisturbios se desplegaban en los alrededores. Identificaron a los que habían participado en el acto, según relatan éstos, pero no llegaron a entrar para echarles. Sobre las diez de la noche, aseguran los activistas que se quedaron en el edificio, que llegan al centenar, los agentes abandonaron la zona. Así culminó la inauguración de lo que ellos denominan la "semana de lucha social", cuyos actos se realizarán en el inmueble okupado.

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"El edificio es propiedad del Banco Espirito Santo, uno de los bancos más importantes de Portugal y dos veces investigado por blanqueo de capitales", explica Pablo, un representante de la agrupación organizadora, Rompamos el Silencio. Por eso lo han elegido como "símbolo de los responsables de la actual crisis".

Su protesta tiene historia. Estos "siete días de lucha social" se organizaron por primera vez en 1998 y, tras una desaparición de cuatro años, se retomaron en 2005. En este tiempo, han okupado varios edificios del centro de Madrid, como los cines Bogart, para "sacar a la luz temas que durante el año quedan olvidados".

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De los cines Luna, cuyo interior, según describen los ocupantes, se mantiene bien a pesar de la suciedad y del abandono ("con una sala de butacas, un patio y una azotea"), cuelga una pancarta en la que se lee: "Liberando espacios de la especulación". Los okupas cerraron la puerta en un principio para que no pudieran echarles. "Hacemos acciones no violentas practicando la desobediencia", se justifican.

Ayer tocaba limpiar y adecentar el edificio y "darlo a conocer al vecindario". A partir de hoy, empiezan las charlas y actos en esta peculiar sede. Empiezan hablando de la crisis y continuarán con otros temas como la educación, el proceso de Bolonia, los centros de menores, la exclusión de las mujeres o la homofobia.

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