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Una sentencia clausura el campo de tiro de Navacerrada

Un juez cierra un centro deportivo en Navacerrada que acumuló siete toneladas de plomo junto a un río que vierte en un embalse dedicado a consumo

El titular del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 12 de Madrid ha ordenado la clausura del campo de tiro La Golondrina de Navacerrada al constatar que en dos años de funcionamiento los deportistas han tirado sobre las inmediaciones de un arroyo que desagua en el embalse de Navacerrada, de consumo humano, más de siete toneladas de plomo.

El campo de tiro de la Golondrina, en Navacerrada, es una instalación deportiva municipal que el equipo de Gobierno del PP abrió en 2007 con un coste inicial de 200.000 euros, y que desde entonces arrastra un déficit de más de 30.000 euros. El titular del Juzgado de lo Contencioso-administrativo número 12 de Madrid ha decidido su cierre tras constatar que el polígono de tiro se había abierto en un monte público que tiene la consideración de Lugar de Interés Comunitario (LIC). Además, sostiene que el ruido y el plomo de los cartuchos podrían suponer un riesgo para la flora y la fauna, al mismo tiempo que ese plomo de las balas podría contaminar el agua de consumo humano del cercano pantano de Navacerrada. La sentencia destaca varias irregularidades, como que el proyecto de apertura de este recinto no incluía la evaluación de impacto ambiental, que es obligatoria, ni ninguna otra medida correctora de los impactos sonoros y contaminantes: "El Ayuntamiento, sin contar con la autorización de la Comunidad de Madrid y sin llevar a cabo la evaluación ambiental, inició las obras de reconstrucción y ampliación del antiguo campo de tiro". Y llegó a abrirlo, durante tres años, hasta que el juez ha decidido su cierre.

El establecimiento se abrió en 2007 con un coste de 200.000 euros
El polígono está situado en Lugar de Interés Comunitario (LIC)
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Picaresca municipal

Para tomar esta decisión, el juez tiene en cuenta un informe realizado por tres técnicos del Área de Prevención y Seguimiento Ambiental de la Comunidad, tras la denuncia presentada por un particular, que indica que en todos los puntos del municipio en los que se ha medido el ruido generado por los disparos se superaban los valores máximos admitidos por la ley. El dosier de los técnicos identifica claramente los efectos del campo de tiro: "El nivel sonoro y el número de disparos que ocasiona en la dehesa de la Golondrina el funcionamiento del campo de tiro, actúan inequívocamente como un ahuyentador de la fauna, que difícilmente va a anidar o criar en las inmediaciones".

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La sentencia advierte de que la descarga de plomo sobre el suelo podría suponer, por su carácter "peligroso", un riesgo para la flora y fauna. En su sentencia, el juez da especial relevancia al hecho de que a consecuencia de los disparos se habían esparcido, solo en dos años de funcionamiento, más de siete toneladas de plomo en las márgenes, cauce y alrededores de un arroyo de montaña que va a desaguar al embalse de Navacerrada, y que está a 1.300 metros del campo de tiro, que se destina al abastecimiento humano. "Esta situación puede considerarse como un factor de riesgo a medio y largo plazo". El juez González Hernández advierte también del posible coste económico y ambiental que supondría en un futuro la retirada del suelo sobre el que se está esparciendo el plomo tras los disparos de los deportistas.

El hecho de que no se haya realizado la declaración ambiental ha imposibilitado, según el juez, que se impusieran las correspondientes medidas correctoras: "La ausencia de esta declaración hace imposible conocer si el ruido generado por el campo de tiro ha podido producir un impacto sobre los hábitats, la flora y la fauna de un lugar de interés comunitario". Asimismo, la contaminación por plomo en el suelo y en las aguas determina la necesidad de que se realice la declaración de impacto ambiental "y, en su caso, la adopción de las medidas correctoras que sean procedentes, y hasta tanto, procede ordenar la suspensión de las actividades en el campo de tiro la Golondrina".

Por su parte, el alcalde de Navacerrada, Pablo Jorge Herrero (PP), anunció que el cierre del campo de tiro, que se efectuó en noviembre, tiene carácter estacional, por lo que cuando se retiren las nieves se volverá a abrir: "Hemos recurrido la decisión del juez, ya que el informe que sirve de base para el cierre no es correcto, pues el arroyo que pasa por la zona no desagua en el embalse de Navacerrada", justifica el alcalde, que sostiene que el agua de la zona acaba en el alcantarillado. "Es muy raro que el monte sea zona protegida, ya que nosotros lo que hemos hecho es reconstruir un campo que en los años ochenta ya estaba en funcionamiento", argumenta Herrero.

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