_
_
_
_
_
Crítica:POESÍA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Dorada sencillez de amor

Quizá nos estemos deshabituando (y no es bueno) a una poesía tan refinada y tan sencilla. Como en este caso habla de amor, es como si hubiéramos prescindido de saber rozar o acariciar el tacto de una piel querida... El norteamericano James Laughlin (1914-1997) quizá sólo fue conocido como poeta en sus últimos años, pero nadie que conozca algo del mercado anglosajón del libro lo ignora. Hijo de una familia rica, que aspiró, no a mayor riqueza, sino a la culta práctica del mecenazgo, fue el fundador, desde 1936, y principal impulsor de la editorial New Directions, donde se ha publicado (en inglés y traducción) buena parte de la mejor poesía universal.

El inquieto Laughlin viajó a Europa en 1934 y tuvo la suerte relativa -dada la época- de encontrar en Rapallo al gran Ezra Pound, que lo tuvo como exclusivo alumno durante un año. Si Laughlin (años antes) hubiese encontrado al autor de Personae, la vinculación hubiese sido perfecta. Pero el joven que quería moverse entre tradición y modernidad, casi a partes iguales, porque consideraba que toda modernidad ha de apoyarse y tomar sentido en la tradición, se encontró ya con el autor de los Los cantos, muy entregado -además- a estudiar las teorías económicas del fascismo. De forma que, digámoslo, el encuentro fue estupendo y no tanto. La persona adecuada, pero no en el momento oportuno. Pound alabó primero la tarea poética de Laughlin, pero concluyó aconsejándole que se dedicara a otra cosa, como "trabajar en una fábrica o en una librería". El chico -al retornar a América- hizo y no hizo caso al maestro, como sabemos. Editó libros (magníficamente) y siguió escribiendo poemas, aunque o los daba a conocer bajo seudónimo o simplemente los guardó hasta sus últimos años, cuando apareció esta varia colección de Poemas de amor, en los que a veces habla un joven y otras -con otra aunque cercana emoción- un viejo no menos enamorado. Sospechamos así que son poemas de distintas épocas y destinados a varias mujeres, pero que al fin, parecen (quizá reelaborados o vueltos a peinar) surgidos casi a la vez -tal es su naturalidad, su frescor- y dirigidos sólo a la última amada: Gertrude.

POEMAS DE AMOR

James Laughlin

Traducción de Juan Antonio González Iglesias

Linteo Poesía

Ourense, 2007

140 páginas. 13 euros

Dice el traductor (la edición

es bilingüe y ha hecho una versión fina y pulcra) que Laughlin "dice la alta cultura en un inglés sencillo, coloquial y entrecortado". Es cierto. Lo entrecortado (como la amplia ausencia de puntuación) viene aún de un tributo a la vanguardia, de la modesta necesidad de buscar quiebros y novedades en el ritmo. Es importante. El resto (catuliano, pero no sólo) procede de un poema que busca lo esencial no intelectualizado, el puro y prístino sentimiento rico en raíces culturales -como quiso el primer Pound- despojado de cualquier adorno que no sea el que la misma tradición filtra. Por eso los poemas propios (los que cantan el abrazo en el sueño de quienes se aman, la comunicación en el silencio del lecho, la renovación del amor, "nunca hay nunca en el amor") se estrechan con los que en la segunda parte más breve -Poemas clásicos de amor- se vuelven incursiones, en la estela de Pound, a los trovadores, Cavalcanti, algún hindú, Ovidio, Propercio o los epigramatistas griegos, como Meleagro o Marco Argentario. Claro que hay mucha cultura y una fértil intertextualidad en este libro -como en tanta poesía moderna-, pero aquí se da sin la menor pedantería, sólo como remache de lo evidente. Triunfa y brilla un pequeño cuerpo de poemas amorosos, tan exactos y simples, que a menudo dejan temblando: "Sobre su carne la piel /danza no intentes hablar". O así: "Ojalá yo pudiera conversar con tu cuerpo / sin tantas precauciones...". Una fina y frágil delicia. Insisto ¿habremos olvidado la sencillez? Laughlin -poco vanidoso, sin duda- la halló de nuevo. Un alto poeta menor.

(Curiosamente este librito tantos años desconocido -y no sólo en España- se tradujo también ya en Argentina, asimismo en edición bilingüe, Los poemas de amor de James Laughlin, versiones, prólogo y notas de Osvaldo Picardo, Fernando Scelzo y Esteban Moore. Editorial Martín. Mar del Plata, 2001).

Una pareja se besa en la Grand Place de Bruselas.
Una pareja se besa en la Grand Place de Bruselas.GORKA LEJARCEGI

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_