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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ejercicio contra la vacuidad

Dedicado a aquellos que "en una época de atronadoras cacofonías aletargaron su creatividad a fin de preservar el exquisito silencio de lo incomprendido", Las hélices del hipocampo es, ante todo, un homenaje al resistencialismo que combate censuras y autocensuras en todos los ámbitos de la creación.

El proyecto literario del escritor, traductor y crítico Iury Lech se cuenta entre los más ambiciosos de nuestro actual panorama narrativo, no tanto por su extensión -frente a la eslava prolijidad de tantos autores ha optado por una depuración que a veces lo sitúa entre el aforismo y el verso- cuanto por su convicción de que existe un margen para la apuesta radical por la palabra: "Escribir es menos complicado que vivir".

LAS HÉLICES DEL HIPOCAMPO

Iuri Lech

Calambur. Madrid, 2004

92 páginas. 11 euros

Las hélices del hipocampo

es la segunda entrega de una trilogía llamada Diuturno inmolado que comenzó hace un decenio con La fría llamarada (1994) y se cerrará con La fabulación del plectro; un análisis razonado de la perversión del lenguaje y sus recursos a partir de materiales líricos y con la mirada puesta en la salvación de la memoria personal.

Iury Lech se manifiesta en sus relatos como implacable desenmascarador de los vicios que los sistemas de comunicación adquieren a medida que se consolidan como tales y como mecanismos de control y dominación de la voluntad individual y colectiva. Hay por tanto un denso subtexto político en esta compleja reflexión que se plantea la escritura como arma de conocimiento, haciendo realidad el dominio de la verdad poética sobre el declarado propósito de construir "un reducto de inequívoca hondura que trasciende la propia ficción".

Original y dinámico, este compendio de perplejidades y certezas de Wolef ("que jamás encontraría su lugar en este orden colectivo ya que el mundo no aceptaba su personalidad irradiada") puede leerse también como eficaz alegato contra la vacuidad imperante. En su lucha contra el mercado de la falsa intriga, Lech despliega inteligencia y honradez literaria y en lugar de respuestas rotundas siembra, para gozo del lector, preguntas de las que mueven el mundo.

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