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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El juego del amigo invisible

Tarjei Vesaas (1897-1970) está considerado como el más relevante novelista noruego del pasado siglo. Tan sólo una obra suya ha sido publicada anteriormente en España: Johan Tander (Seix Barral, 1963). Comenzó publicando novelas de sabor realista y tema rural, pero pronto derivó hacia otro tipo de preocupaciones más abiertas a asuntos relacionados con la conciencia social e histórica. Escribió sobre la ocupación nazi de Noruega: Huset i morkret, pero su mayor interés radica en los problemas de la relación entre la persona y quienes le rodean: la superación del aislamiento, la necesidad de un apoyo, el sacrificio incluso en favor del prójimo... son los temas que enmarcan sus obras, en especial la que es tenida por su obra maestra: Fuglane.

EL PALACIO DE HIELO

Tarjei Vesaas

Traducción de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo

Bruguera. Barcelona, 2007

208 páginas. 15 euros

El palacio de hielo es una de sus últimas novelas y en ella podemos ver claramente las características de su prosa: escritura sobria, frases cortas, párrafos también cortos, una prosa dura y atractiva como el hielo, resplandeciente cuando la atraviesa la luz. A partir de los años cuarenta su escritura se va decantando más y más por una apelación a lo simbólico, y a la alegoría, como forma de expresión y, desde luego, la novela que comentamos pertenece a este último modo. Está estructurada en tres partes que, a su vez, se subdividen en capítulos muy cortos. Inicialmente cuenta la historia de una amistad, una amistad que se ve truncada nada más comenzar por la desaparición de una de las partes. Son dos niñas: Siss y Unn. La primera es una líder de su clase, la segunda, una chica reservada y apartada cuya madre acaba de fallecer, por lo que se va a vivir con una tía suya y se incorpora a la escuela del pueblo. Siss siente una especie de curiosidad y atracción simultáneas sobre Unn, la cual parece encerrar dentro de sí un secreto y que se aparta de los demás, no conecta con el resto de los chicos. La clase la aprecia, pero les resulta extraña. Hasta que Siss decide ir a hacerle una visita a su casa.

Las dos niñas se encuentran y entre ellas se establece la promesa tácita de no olvidar la una a la otra: sellan el comienzo de una amistad en la que hay zonas oscuras que deben de irse abriendo; pero al día siguiente, Unn, intimidada por la propia felicidad de haber conectado con Siss, decide hacer pellas y se pierde en la nieve. A partir de ese momento, Vesaas despliega dos movimientos: uno, la promesa hecha por Siss a Unn de no olvidarla jamás (de darle presencia, entidad, reconocimiento, afecto); dos, la larga y angustiosa búsqueda de la niña, en medio de la nieve y el hielo, por parte de todo el pueblo.

Vesaas desarrolla la novela

en un plano claramente simbólico que no elude la realidad temporal, pero que se concentra en una fórmula expresiva muy lírica. Paradójicamente, este lirismo es fuente de abstracción a veces porque dota a los pensamientos y sensaciones -sobre todo a las sensaciones- de una inconcreción que no siempre se corresponde con la lógica del relato. De hecho, todo el relato, que trata del reconocimiento del otro, tiene un punto elegiaco en su afán de convertirse en una metáfora de la necesidad de acoger y comprender los afectos y transmitir la solidaridad entre las personas. Para Siss, Unn se convierte en algo así como en ese juego del "amigo invisible" tan caro a los niños con imaginación. La propia Siss, afectada por su promesa, actúa como la conciencia de vida de Unn y como si el hilo de vida que hay en su recuerdo dependiera de ella, de que Siss no la olvide. Esto la lleva hasta el extremo de reproducir la actitud reservada y aislacionista de Unn ante sus compañeros.

Vesaas confía tanto en el símbolo y en su expresión lírica que la novela en parte se resquebraja porque, en mi opinión, pierde un tanto de vista el realismo que debió de haber penetrado más ampliamente en la historia. El simbolismo de corte lírico puede dañar la narratividad de un texto si no consigue apoyarse debidamente en la inevitable realidad. Pero en lo sustancial la historia de esa amistad que acaba de nacer se apoya en la intensidad de un sentimiento poderoso y eso es lo que, finalmente, da sentido a la novela.

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