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Entrevista:Tahmima Anam | LIBROS | Entrevista

"El libro refleja mi compromiso político"

Bangladesh, el hermoso y castigado país de Bengala, encarna para Tahmima Anam una épica que tuvo como protagonista a la generación de sus padres. Ella nació tan sólo cuatro años después de la independencia (1971) y su niñez estuvo marcada por los relatos familiares sobre aquellos acontecimientos que condujeron a un nuevo desgarro del subcontinente indio. Acabó moldeando esas historias de combate político, de los dramas personales que acarrearon nueve meses de guerra, en una crónica novelada sobre la sublevación del pueblo bengalí frente al poder de Pakistán. Días de amor y de guerra (RBA) es el estreno literario que ha brindado una notable acogida y el Premio Commonwealth a la nueva autora asiática.

Días de amor y guerra

Tahmima Anam.

Traducción de Jorge Rizzo.

RBA. Barcelona, 2009. 320 páginas. 21 euros.

Dies d'armor i de guerra

Traducción de Marta Salvadó.

Amsterdam Llibres. 296 páginas. 17,30 euros.

"Transportar al lector a otro tiempo y lugar, le da la sensación de vivir los hechos históricos a través de mis personajes"
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"Por supuesto que el libro es un reflejo de mi compromiso político, pero ante todo quería escribir una buena historia", explica Anam sobre su desembarco en la ficción, un género que eligió "porque realmente transportar al lector a otro tiempo y lugar, le da la sensación de vivir los hechos históricos a través de mis personajes". Rehana, su heroína, es una viuda de Dhaka abocada a la propia supervivencia en unos tiempos de agitación política. El Pakistán que emergiera de la partición de la India (1947) es un Estado a su vez desgajado en dos territorios, el occidental y el oriental, dos realidades sociales con distintas lenguas que se tornarán en escenario de un sangriento pulso. Los bengalíes del Este se rebelan contra el Gobierno que los coloniza desde el otro extremo del país, les desangra económicamente e intenta imponerles un idioma ajeno, el urdu. La protagonista vive de espaldas a esa lucha, pero la implicación de sus hijos con la insurgencia y el afán por protegerlos acabará convirtiéndola en cómplice y, finalmente, en todo un símbolo. La metamorfosis de Rehana, política y personal, se erige en metáfora de la conciencia de una nación.

Las artes publicitarias se han apresurado en catalogar a Tahmima Anam como "la nueva Monica Ali", otra escritora de Bangladesh cuya obra primeriza Siete mares, siete ríos entrañó un celebrado bautizo literario. "De no haber sido por el éxito de ese libro hubiera tenido más problemas para publicar el mío", admite agradecida por los réditos de la comparación, aunque al tiempo se le note incómoda con la etiqueta: ambas comparten orígenes, escriben en inglés y tienen su residencia en Londres, pero sus trabajos se nutren de dos realidades diferentes. "Ali retrata la vida del inmigrante en la sociedad multicultural británica, y sus personajes proceden del medio rural bangladesí, mientras que mi experiencia es la de las clases medias urbanas. Mis padres vivieron en muchos lugares, pero nunca renunciaron a regresar a Bangladesh".

Más que una inmigrante, Tahmima Anam es una expat (expatriada), la hija de una familia de intelectuales y políticos que vivió una infancia itinerante entre París, Nueva York y Bangkok (su padre trabajaba para la Unesco), y cursó sus estudios universitarios en Harvard. Desde hace cuatro años, permanece instalada en la capital británica, donde inició su singladura como escritora. Su primera novela nos retrotrae a las raíces acomodadas de sus mayores en el entonces Pakistán oriental. Hasta que el estallido de la guerra, en marzo de 1971, trastoca para siempre el estado de las cosas. A diferencia de otras sagas familiares prolíficas en personajes, Días de amor y de guerra circunscribe la trama a la relación de Rehana con sus hijos, relegando al resto del elenco a someros apuntes que alimentan la acción. Anam inspiró a la protagonista en la figura de su abuela, también viuda prematura, que escondía en su casa a los miembros de la resistencia bengalí en Dhaka y enterraba sus armas bajo las plantas del jardín. Una escena clave del libro, la irrupción del ejército paquistaní en la residencia de Rehana para forzarle a delatar a los guerrilleros, recrea uno de los episodios más críticos en la vida de esa abuela que todavía hoy vive en la capital bangladesí.

Nacida de esa tradición oral, Días de amor... es una novela histórica que tiene sus mejores fragmentos cuando Rehana asume el relato en primera persona, desgranando la narración ante la tumba de su marido ("querido esposo, hoy he perdido a nuestros hijos..."). Con el estilo luminoso y poético de esos capítulos la autora ha querido evocar la extraordinaria musicalidad del bengalí -su lengua materna-, un efecto que consigue aunque su arma literaria sea en realidad el inglés. Anam apenas ha pasado cinco de sus 34 años en Bangladesh, pero sigue siendo su referencia identitaria: "Puedes sentirte muy próxima a tus raíces aunque escribas en un idioma que no es el tuyo y vivas en otro lugar. No tengo por qué elegir", explica con marcado acento norteamericano, y subrayando que el único pasaporte que posee es el de su tierra natal.

Allí regresó puntualmente para completar una tesis sobre antropología social, pero acabó convencida de que los testimonios recabados entre "gente común con historias extraordinarias", unidos a los de su propia familia, conformaban un buen material literario. El título original de su primer libro, The Golden Age (la edad de oro), alude a "unos tiempos trágicos, aunque también cargados de esperanza, del sueño de la libertad y de fundar una nueva nación. La gente que vivió esa época me hablaba de ella incluso con nostalgia". Ya prepara la segunda parte de lo que concibió como una trilogía sobre Bangladesh ("se centrará en los años de la posguerra, en cómo sobrevivía la gente") y pretende cerrar ese ciclo con un libro sobre los efectos del cambio climático en un paisaje tantas veces azotado por la naturaleza.

Pobreza, desastres naturales y tensiones políticas conforman el retrato que los medios suelen brindarnos del Bangladesh moderno. Anam contrapone a esa visión -que considera cierta como unidimensional- el éxito de las recientes elecciones democráticas y pacíficas, unas organizaciones sociales convertidas en referente de los países más pobres y la tremenda capacidad del pueblo bangladesí para "buscar soluciones en situaciones extremas". Ese mensaje esperanzador tiñe también su mundo de ficción en Días de amor y de guerra, el sueño de los padres que convirtió en propio y acabó idealizando con un canto a "mi bello y magullado país".

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