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Crítica:LIBROS | Narrativa
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El niño perdido y hallado

Hagan ustedes un pequeño esfuerzo antropológico. Por un momento pónganse en la piel oscura de un refugiado sudanés en Atlanta (Estados Unidos) al que un hermano afroamericano vestido con un chándal azul fosforito le está dando las del pulpo sólo para robarle el portátil, el televisor y el móvil. Piense usted, sabemos que no es fácil, pero siga las instrucciones, para qué ha hecho un largo camino en el desierto, que vio su aldea natal saqueada, sus amigos comidos por los leones, sus padres asesinados por las tropas musulmanas fieles a Jartum, los campos de refugiados de Kenia y Etiopía sometidos al capricho de la tropas leales y desleales... Pongan ustedes la fase Darfur de su termostato humanitario y piensen que no es Lorenzo Milá el que un día más está narrando la desgracia en un telediario sino que es Valentino Achak Deng, de Marial Bai, en el sur de Sudán quien está en el suelo recordando las veces que cayó y ha vuelto a levantarse, las veces que huyó y se refugió en la noche, en la selva, para llegar a la tierra prometida americana y encontrarse con esto: un hermano afroamericano que le aplasta la cabeza y que le llama puto esclavo de mierda mientras Valentino echa de menos la tierra de Sudán, la guerra de Sudán, los niños perdidos de Sudán...

Qué es el Qué

Dave Eggers

Traducción de Toni Hill

Mondadori. Barcelona, 2008

527 páginas. 23,90 euros

Este dolor punzante, esta rememoración abrasiva, esta letanía de huérfanos dejados de la mano de Dios y del hombre es el relato apabullante que Dave Eggers (Boston, 1970) toma prestado de Valentino Achak, verdadero protagonista que narra en primera persona la peripecia suya y de los suyos, uno de esos conflictos tan remotos que cuesta meter en el telediario, que cuesta encontrar en las páginas de los periódicos, pero que la popularidad repentina de Darfur y de algunos famosos filántropos ha situado en la historia universal de la infamia. Básicamente tengan estos datos: Jartum, la capital musulmana y fundamentalista, aplasta a las poblaciones nuers y dinkas del sur (cristianizadas); los árabes tratan de esclavizar al sur negro volviendo así a una especie de medievo al que responde el Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés de John Garang al que ayuda el Gobierno procomunista de Eritrea. A su vez piense que, por si fuera poco, estallan los inevitables conflictos tribales y los dinkas son expulsados de Etiopía por los anyuak, y en medio de todo está la hambruna, la disentería, la malaria, la distancia y la impotencia de la ONU y de ACNUR...

Qué es el Qué, un título que recoge la pregunta que los dinkas dirigen al creador de su cosmogonía, algo así como preguntarse cuál es el quid del mundo, dónde está su llave maestra, no se puede plantear como una lectura de un texto literario sino que va directamente al nudo documental, al estómago, revuelto por esos lodos que la oralidad entusiasta de Valentino, que el candor infantil de Valentino va depositando jornada tras jornada de su vida en la memoria del lector, en un tiempo en que la lectura se torna obligación, confesión, esfuerzo. Qué es el Qué es el grito de alguien que no sabe escribir y que para ello narra a un escriba-protector (Eggers) pero que sabe contar de manera tan contagiosa que el volumen se torna a veces duro y arisco como una pedregosa marcha con los pies descalzos. El lector está llamado a intervenir de algún modo en el conflicto, mejor dicho, a participar de la creación de la tragedia. "¿Cómo puedo fingir que no existís?", dice al final de su relato Valentino, "sería casi tan imposible como que vosotros fingierais que yo no existo".

Larga marcha pues por las quinientas páginas de esta historia que desde el corazón de África encuentra su curiosa secuela en América y donde se habla también de mecenas modernos como Ted Turner y Jane Fonda y Angelina Jolie y Manute Bol, de residencias de lujo con niños que duermen en habitaciones de ensueño vistos por los ojos de un niño perdido que, a su llegada al paraíso americano, duerme una semana envuelto en mantas porque no sabe detener el aire acondicionado de su apartamento o que, en su primera visita a un supermercado, adquiere una preciosa caja de tampones porque el objeto luce muy decorativo. No está exento de humor el guión de Eggers en medio de esta elegía y el lector sonríe agradecido como cuando Valentino deja a sus amiguitos de diáspora contar sus sueños, que no son otra cosa que jugar partidos de fútbol, ir a la escuela o reventar de comida. Valentino deja sus señas por si queremos seguir viviendo su historia o regresar por un momento a Marial Bai o leer el propio viaje de Eggers (www.valentinoachakdeng.org). Valentino también quiere desearnos un buen día como africano de corazón, pero después de leer su historia, ya no sabemos por qué, ni el qué, ni qué es el Qué. -

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