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Crítica:JUEGOS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La guerra moderna

El juego 'Call of Duty 4' deja atrás las tácticas de la II Guerra Mundial y permite descubrir con los actuales conflictos un armamento futurista

El mundo está en permanente guerra en decenas de lugares a pesar de que sólo una o dos de ellas copen los medios de comunicación. No todas son iguales armamentísticamente hablando. Las hay de primera categoría y de tercera.

En estas últimas se lucha con escasos medios militares, mientras que en las que se ven envueltos intereses de las principales potencias, la tecnología se pone al servicio de los que van a ganar.

Infinity Ward retoma las riendas de la saga Call of Duty para permitir que los jugadores descubran cómo se lucha en la guerra moderna. Atrás quedan pues decenas de misiones que permitieron conocer los terribles hechos de la II Guerra Mundial.

El escenario de las modernas guerras ya no se limita a un país o un territorio. El planeta entero es el tablero donde se decide el destino de la humanidad y las misiones de rescate de espías o persecución de terroristas se pueden producir en cualquier rincón.

Call of Duty 4: Modern Warfare

Desarrolla: Infinity Ward

Distribuye: Activision

Plataforma: Windows, Play Station 3, Xbox 360, DS

Género: Acción

Edad: Mayores de 18 años

Precio: 50, 70, 70, 40 euros

Sitio: www.callofduty.com/

Nota 1 a 5: 5

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Call of Duty 4permite vivir la aventura desde el punto de vista de las fuerzas especiales SAS británicas y de los marines norteamericanos. Los primeros están inmersos en misiones por países del Este y Rusia, mientras que Oriente Próximo es territorio yanqui. En la ficción, unos actos terroristas aparentemente inconexos acaban dando suficiente poder a Imran Zakhaev como para realizar una amenaza nuclear a nivel global que pone a la humanidad contra las cuerdas.

El desarrollo de la acción es idéntico a los anteriores títulos de la saga, con una perspectiva subjetiva que permite saborear los momentos clave como si se estuviese allí realmente.

Se podrán llevar dos armas a la vez, normalmente una pistola y un potente y avanzado rifle de asalto, que ahora es capaz de castigar a los enemigos incluso si se parapetan detrás de una madera o unos bidones. Si el fuego alcanza al protagonista, la pantalla va ensangrentándose mientras un indicador señala de dónde vienen los disparos. Mantener esta situación por mucho tiempo acaba con la muerte del soldado y el retome de la acción en el último punto en que se guardó la partida.

Para evitar morir basta con correr hasta un lugar seguro y recuperar allí la vida perdida. Quizá este sea el punto más criticable en un juego que destila realismo. Tratándose de combates corales, donde hay varios soldados aliados controlados por la máquina, hubiese sido preferible tener que acercarse al médico para emular la curación. Pese a ello, bien es cierto que el sistema permite una diversión trepidante y la queja pronto queda olvidada.

El uso de modernas armas es el acertado rasgo diferenciador de este título. Los cohetes anticarro portátiles se dirigen horizontalmente hacia el objetivo y a unos metros de él se elevan verticalmente para volver a caer fugazmente como un rayo y sin piedad sobre los infelices enemigos. Las gafas de visión nocturna permiten pasearse entre el humo; pero si hay algo escalofriante son las armas de apoyo aéreo y visión infrarroja que habilitan a un aeroplano silencioso, que vuela en círculos en plena noche, para segar la vida de decenas de soldados.

A todo ello hay que sumar una puesta en escena extremadamente realista que, por ejemplo, confunde los entornos devastados por la explosión nuclear de una Chernóbil virtual con los de la ciudad de verdad, por no hablar del detalle que muestran los personajes, las armas y los vehículos. Una perfecta localización y doblaje ponen el broche a la banda sonora y los efectos de sonido que circulan por los altavoces.

No hay descanso para el soldado. La guerra no tiene horarios ni respeta las inclemencias del tiempo.
No hay descanso para el soldado. La guerra no tiene horarios ni respeta las inclemencias del tiempo.

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