Abstención y soberanía popular

Tras los resultados de las elecciones europeas hay una pregunta elemental que debemos hacernos. ¿Cómo interpretar una abstención del 54% en el territorio español? Se nos podría ocurrir la "fácil" solución de que el voto sea obligatorio, pero eso iría contra los derechos políticos más elementales. No debemos imponer nuestros deseos. Siempre debe quedar abierta la posibilidad de que el ciudadano opte por no votar, y podemos interpretar esto como un rechazo a Europa, a los políticos, al sistema o como mero pasotismo.

Sin embargo, la pregunta clave es: ¿hasta qué punto son legítimos los resultados de unas elecciones en las que más de la mitad de los convocados no acuden a votar? ¿No deberían ser impugnados esos resultados? Al menos éticamente son ilegítimos, pues más de la mitad de los votantes no otorgan su confianza a ninguno de los partidos que se han presentado.

Impugnando cualquier votación en la que la abstención supere a la mitad del electorado, los políticos y los medios de comunicación se verían obligados a replantearse la manera de ilusionar a los ciudadanos, a cuyo servicio se supone que están y de los cuales emana la legitimidad del poder.