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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

¿Acuerdo histórico?

Turquía y Armenia establecerán relaciones si se resuelve un rosario de recíprocas exigencias

El acuerdo puede considerarse histórico porque hace sólo unos meses habría sido impensable, pero con h minúscula porque los obstáculos para que se produzca una verdadera reconciliación entre Turquía y Armenia son de talla.

El texto, firmado el sábado pasado en Zúrich bajo intensas presiones de Washington, prevé el establecimiento de relaciones en un plazo de dos meses tras la ratificación por los parlamentos respectivos, así como que antes de cuatro meses, también tras la ratificación, se cree una comisión conjunta para estudiar la muerte de un millón de armenios a manos del Ejército e irregulares turcos en 1915, cuando el país era parte del Imperio Otomano. Armenia tacha la masacre de genocidio, pero Turquía la considera un avatar de la I Guerra, en la que la población armenia se pasó o colaboró masivamente con el enemigo, la Rusia zarista.

Pero la ratificación se muestra sumamente peliaguda por ambas partes. La diáspora armenia, que es muy numerosa en Estados Unidos, donde constituye un poderoso grupo de presión, y la propia opinión en el país exigen que Turquía reconozca y pida perdón por el genocidio antes de ratificar nada, y el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan advertía que no podía haber aprobación parlamentaria si Armenia no retiraba sus tropas de Azerbaiyán en torno a Nagorno-Karabaj, donde protegen a una Administración independiente de facto, en territorio poblado por armenios. El pueblo azerí es de raíz túrquica y su lengua muy próxima a la de Turquía, por lo que este país ejerce de potencia protectora sobre el mismo. Y ya en 1993 Turquía selló su frontera con Armenia en solidaridad con Azerbaiyán por esa razón.

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El presidente armenio Serz Sarksyan visitará mañana la ciudad turca de Bursa para asistir al partido de fútbol Turquía-Armenia, como su homólogo Abdulá Gül había hecho en el partido de ida en la capital armenia, Erevan. Pero esa diplomacia del deporte es sólo un principio.

El camino iniciado, no obstante, es muy positivo. Para Turquía supondría el levantamiento de un obstáculo a su ingreso en la UE; y la pacificación de la zona abriría nuevas vías al tendido de conductos de gas y petróleo tanto para Europa como para aprovisionar a las tropas occidentales en Afganistán. Es éste un paso pequeño para Turquía y Armenia, pero esperanzador para todos.

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