Adiós a Zaplana
El señor Zaplana deja la política y, como muchos otros antes, se jubila en Telefónica. Se va uno de los máximos representantes de la crispación que se vivió en la pasada legislatura, un maestro de las medias verdades, del sesgo y del "se entrega España a los terroristas". La compañía de los seis mil millones de euros de beneficios lo ficha para su área europea, dicen que sus contactos son pata negra. Y aquí es donde está su última gran jugada, su postrera pulla al Gobierno de la rosa. ¿Por qué? Es obvio, se va a ocupar un puesto que para cualquier mortal, conocimientos técnicos aparte, sería de obligado cumplimiento ser bilingüe o trilingüe, y no en castellano y valenciano, sino en inglés, francés y alemán. Eduardo, ni yes, ni oui, ni ja. Y aquí está la jugada. El candidato, hoy presidente, Zapatero prometió y juró que en 10 años las nuevas generaciones serían anglohablantes, y que por fin dejaríamos atrás el gran escollo de los idiomas, inglés fundamentalmente como lengua global. Pero mira tú por dónde, el broker Zaplana no necesita tal requisito. Mensaje directo y claro al españolito de a pie: no es cuestión de saber idiomas, hay que tener amigos; y si son del calibre de Alierta, miel sobre hojuelas. De todas formas, ya le he dicho a mis hijas que lo de Zaplana es una excepción, como jugar a la Primitiva, que ellas tienen que seguir estudiando.