Autoproducción humillante
Soy músico de jazz, compositor de música original, y también productor de mis propios discos. Los avances en tecnología digital nos permitieron a los que nos movemos en este "submundo" escasamente comercial o minoritario autoproducir nuestros discos con buena calidad de grabación, y sin tener que ponernos al servicio de discográficas que en realidad carecen de criterio artístico e interfieren, gracias al poder que les da la pasta, en este proceso de parir un disco.
Con los músicos de mi grupo creamos nuestro pequeño sello, sólo para editar nuestra música, a nuestro modo. Pero una de nuestras más sólidas fuentes de venta era en los conciertos, lo que además nos daba un contacto muy directo con nuestro público; pronto nos dimos cuenta de que cada CD comprado era copiado numerosas veces, lo cual no se ocultaba en absoluto. Era frecuente el comentario "tú compra ése y yo el otro y luego nos hacemos copias para todos...". Así bajan a la mitad o menos las ventas, a pesar de que la ausencia de intermediarios nos permitía poner un precio más que razonable. Hasta aquí, hacer un buen y trabajado CD seguía siendo más o menos rentable, pero al poco tiempo el comentario era: "¿Diez euros? Y, ¿no estará colgado en la Red? Sin nuestra autorización, siempre lo estaba, a mano y gratis. Hacer un buen CD que, entre componer, ensayar, grabar, mezclar, masterizar, etcétera, supone un trabajo de varios años, es, no sólo no rentable, sino casi humillante.