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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Bárcenas, por etapas

El ex tesorero del PP abandona tras un año de resistencia alentada por la pasividad de Rajoy

Cuando lo que hay que hacer se hace a destiempo, casi siempre se hace mal. Es el caso de Luis Bárcenas, el ex tesorero del PP, que ha acabado renunciando a su última trinchera, la de su acta de senador, tras resistir la muy resistible presión de Rajoy, siempre más favorable a que las salidas sean voluntarias que efecto de su autoridad. Explicó Bárcenas ayer que renunciaba para dedicar todo su tiempo a defenderse. También anunció ayer su dimisión, en este caso como diputado, Jesús Merino, el otro parlamentario nacional implicado en el caso Gürtel, por lo que el asunto pasa del Supremo al Tribunal Superior de Madrid, que instruye el grueso de la causa.

Por etapas ha ido abandonando Bárcenas sus posiciones de privilegio, ligadas a sus cargos internos o institucionales. En julio de 2009 presentó su renuncia "temporal" como tesorero del PP; el pasado día 8, tras el levantamiento del secreto sumarial, la elevó a definitiva, a la vez que ofreció su baja, también temporal, como militante; más recientemente renunció a que el partido siguiera pagando la minuta de su abogado, aunque inicialmente mantuvo su despacho en la sede. Ahora dimite como senador y anuncia que deja la política.

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Ese largo itinerario, alentado por la pasividad de Rajoy, ha resultado inútil para los intereses de Bárcenas y contraproducente para el PP. Por una parte, ha reforzado la sospecha de que sólo el temor a que tirase de la manta (llevaba casi 30 años en la gestión de las cuentas del PP) explicaba ese trato favorable, discriminatorio respecto a otros imputados, por parte de Génova; por otra, ello ha provocado división interna entre los pasivos y los que incitaban a Rajoy a cortar cuanto antes con quien aparecía en el sumario como pieza clave en la introducción de la trama en el PP, y beneficiario de sus chanchullos.

Con ello, el discurso de Génova respecto al caso Gürtel ha quedado ridiculizado. Si no se trataba de una trama del PP, sino de unos aprovechados que actuaban contra el PP, ¿cómo es que el partido mantenía bajo protección, con despacho y defensa pagada, y sin exigirle la renuncia al acta, a uno de esos aprovechados? Y en esas condiciones, ¿cómo esquivar las sospechas de intento de tapar una posible financiación ilegal cuando el sumario revela que se pagaban con fondos públicos contratos muy beneficiosos para la trama, que ésta compensaba pagando a su vez actos y otros servicios del partido?

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