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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Chávez retrocede

El chavismo obtiene mayoría aritmética en las elecciones regionales, pero la oposición avanza

Todos afirman que han salido vencedores en las elecciones a gobernadores, alcaldes y diputados regionales de Venezuela, y no les falta razón: Chávez ha ganado, pero su victoria se ve matizada por el avance de la oposición, pese a las condiciones de manifiesta desigualdad en que ha tenido que librar la batalla electoral.

El presidente Chávez canta victoria porque retiene 17 de las 22 gobernadurías en liza -sobre 23 en todo el país- cuando tenía 20, o 16 si se computa que cuatro de ellas (que ha recuperado) se hallaban en manos de chavistas disidentes. También canta victoria, aunque con mucha mayor razón, la coalición opositora, que encabeza Manuel Rosales, porque ha pasado de dos a cinco gobernaciones. A las dos provincias en que ya gobernaba, Zulia, la gran productora de crudo, y Nueva Esparta, la oposición suma Miranda, la más poblada e industrializada del país, que rodea Caracas, así como Carabobo y Táchira. Y el antichavista Antonio Ledezma obtiene la alcaldía mayor de la capital, pese a que no era el único candidato de la oposición y semanas antes el Gobierno había inhabilitado al mejor aspirante que la coalición opositora podía presentar, Leopoldo Fernández, ex alcalde del Chacao.

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Esas cinco provincias reúnen 12 millones de habitantes, más de un 40% de los 28 millones de venezolanos, mientras que la victoria del socialismo chavista se concentra en regiones menos pobladas, menos ricas y mucho menos urbanizadas, donde orientar el voto es mucho más fácil que en las grandes ciudades. La oposición ha obtenido también las alcaldías de Maracaibo, la capital de Zulia, y Sucre, de la citada y populosa Miranda.

Los grandes vencidos han sido, en cualquier caso, los chavistas disidentes, cuyo concurso o abstención fue esencial para la derrota de Chávez en el referéndum de reforma constitucional de diciembre. Y lo que ahora se ha probado es que como fuerza independiente pesan poco, y que para ser decisivos habrían de integrarse en un movimiento general de oposición.

La levedad de la victoria oficialista se evidencia en el hecho de que, con todo el apoyo del poder y las gravísimas amenazas con que Chávez obsequió a los candidatos opositores, los oficialistas hayan obtenido sólo millón y medio más de sufragios que sus rivales, sobre los casi 12 millones que votaron de un censo de 17. Han votado dos tercios del cuerpo electoral, la más alta participación en elecciones locales y regionales de la historia reciente de Venezuela.

Chávez dio ayer por buenos los resultados, aunque sin su jactancia característica, lo que refleja la inquietud creciente ante su futuro político. En el contexto de la fuerte caída del precio del crudo, esta victoria electoral escasamente sustanciosa no debería radicalizar su llamado socialismo del siglo XXI con nuevas medidas legales destinadas a seguir acumulando poder. Porque Venezuela le apoya cada día un poco menos.

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