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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Coalición contra Imaz

El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, alertó hace un mes sobre los riesgos de la consulta soberanista recuperada poco antes por el lehendakari Ibarretxe. Frente a los argumentos de Imaz ha ido forjándose una coalición de hecho entre el sector soberanista del PNV, encabezado por Egibar, y los socios minoritarios de Ibarretxe en el tripartito que preside, EA y Ezker Batua (EB-IU). El lehendakari, halagado por esos socios, se ha abstenido de cualquier gesto en defensa del presidente de su partido, cuyo portavoz, Iñigo Urkullu, ha llegado a emplazar a EA y EB a abandonar el Gobierno "si tan a disgusto se sienten".

Imaz advertía del riesgo de que ETA utilizara la consulta como pretexto para justificar sobre nuevas bases su recurso a la violencia. Por ejemplo, alegando que no se respetaba la voluntad vasca si, tras su celebración, no hubiera acuerdo político con el Gobierno central. Imaz opinaba también que una consulta de ese tipo sólo tendría sentido para ratificar un acuerdo entre partidos, y no como alternativa al desacuerdo, con el efecto de trasladar la división a la población. Y sugería la necesidad de que tal acuerdo no fuera sólo entre nacionalistas, sino transversal.

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Para Egibar, la consulta soberanista, lejos de ser un incentivo para ETA, traería "el desbloqueo del conflicto"; y el planteamiento de "primero la paz y luego la política" le parece "perverso". Detrás de él han ido los miembros del Gobierno vasco Joseba Azkárraga (de EA) y Javier Madrazo (de EB). El primero expresó su rechazo a la idea de transversalidad porque "desvirtúa" el ideario nacionalista; y Madrazo, que siempre se las arregla para identificar los intereses de Euskadi con lo que en cada momento le conviene, considera que la transversalidad ya se da en el tripartito (por su presencia), y que iniciativas como la de la consulta "van contra la línea de flotación de la estrategia de ETA".

El conflicto potencial entre partido y Gobierno se ha cruzado con el debate interno en el PNV, en periodo congresual. A su dirección le ha irritado lo que considera intromisión "desleal" en sus asuntos de quienes comparten responsabilidades con ellos. Especialmente en el caso de EA, que también está dividido en los temas planteados por Imaz. Sin embargo, seguramente aciertan esos socios cuando sostienen que no hay riesgo de ruptura del tripartito porque "no hay alternativa". No la hay en este momento porque, aunque la dirección del PNV decidiera cambiar de aliados y pactar con los socialistas, como en tiempos de Ardanza, no es seguro que los parlamentarios seguidores de Egibar (e incluso Ibarretxe) fueran a respaldar la nueva mayoría. Lo que si bien hace improbable la ruptura, revela a la vez la dimensión del conflicto latente.

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