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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Crónica de una promesa anunciada

Falta poco para la reunión del G-8 en Italia, pero ya sabemos hoy qué van a decir los líderes de las primeras potencias: que en estos tiempos de crisis económica mundial hay que ayudar a los países pobres porque son los que más sufren y los que se llevan la peor parte, puesto que ven aumentar la hambruna entre su población. Lo dijo Zapatero hace unos días en Nigeria y acto seguido prometió 240 millones de euros en ayudas, un compromiso que ya había anunciado antes. Hace también unos días, la FAO informó de que se acaba de batir un triste récord: 1.020 millones de personas en el mundo sufren hambre crónica. La mayoría, habitantes de países pobres, y la mayoría, agricultores.

Los líderes del G-8 reunidos en L'Aquila, y también España, prometerán inversiones para ayudar a los pequeños productores de los países pobres y se llenarán la boca con grandes cifras de seis y siete dígitos. Es hora de dejar las palabras y las promesas, oídas ya demasiado a menudo, y también a menudo incumplidas. Sólo en 2008 los países ricos prometieron 12.000 millones de dólares para que los países en desarrollo pudieran hacer frente a la crisis de los alimentos. De esa cantidad, sólo han llegado a su destino 1.000 millones. Mientras se sigue incumpliendo esa promesa, los países ricos gastarán para ayudar a bancos en apuros unas 70 veces más que lo que destinaron el año pasado a la ayuda oficial al desarrollo (AOD). Y España, en concreto, está invirtiendo en el Eurofighter seis veces más que lo que destinó a África en AOD en 2008.

Otro dato estremecedor: el 25% de la población mundial, 1.700 millones de agricultores, no reciben la ayuda necesaria y tienen que enfrentarse solos a la volatilidad de los precios, al cambio climático y a las crisis económicas, circunstancias todas ellas creadas por los países ricos. ¿Qué techo de hambrientos tenemos que superar para que los líderes mundiales se decidan de una vez a pasar de los pronunciamientos a los hechos? Ojalá que esta crónica se equivoque y la promesa anunciada por una vez se cumpla.

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