Debate sobre la ley del tabaco

Suelo coincidir con las opiniones casi siempre lúcidas y valientes de Fernando Savater sobre muchos temas, pero no en sus críticas sobre la futura ley del tabaco -ni tampoco en su defensa a ultranza de un espectáculo tan sanguinario como las corridas de toros-. Concretamente, en su artículo ¿Veneno puro?, publicado el día 22, indica que le resulta chocante que nadie, aparte de hosteleros y otros damnificados económicos, proteste contra la nueva norma de prohibir fumar en lugares públicos. Supongo que quizás porque es de sentido común que en aquellos lugares que compartimos todos nadie obligue a los demás a respirar sustancias que además de molestas se han demostrado muy perniciosas.

Y me sigue chocando que critique la futura ley por no permitir que haya algunos establecimientos en donde se pueda fumar y otros donde no (bares, restaurantes, etcétera). Expuesto así parecería lo lógico, pero eso ya lo hizo la anterior y los resultados ya los conocemos: prácticamente se fuma en todos los bares y en muchos restaurantes, especialmente los que no poseen suficiente amplitud para permitir ambas cosas.

Los hosteleros, lógicamente, quieren que en sus establecimientos pueda consumir todo el mundo, tanto el fumador como el no fumador, y prohibir la entrada a aquel -el fumador- sería quedarse sin una parte sustancial de su parroquia, por lo que al no existir prácticamente alternativa el no fumador no ha venido teniendo más opción que aguantarse o no entrar. Claro que contra esto se podría aducir que a partir de ahora al que le va a tocar aguantarse va a ser al fumador, y es verdad, pero parece lo razonable. ¿O no?