El Ejército del Sahara

Soy un oficial del Ejército español, que estuve en el Sahara hasta el día 2 de enero de 1976, y me creo en la obligación, hacia los componentes del llamado por la prensa, Ejercito del Sahara, de hacer unas puntualizaciónes, Y si cabe, aclaraciones, sobre un artículo aparecido en EL PAIS SEMANAL correspondiente al día 7 de noviembre. _De la lectura del citado artículo, titulado «Sahara, un año después», se deduce que, reunidos, un gran número de oficiales del ejercito, en el casino, a mediados de octubre, se elaboró un documento exigiendo una respuesta a la prvocación marroquí de la Marcha Verde, y que, al parecer, el general jefe del sector se encargó de darle el curso reglamentario.

Nada más lejos de la realidad. Lo que insinúan los señores De la Calle, Lafuente y Bayón en su artículo, ya en contra del. modo de hacer las cosas en cualquier ejército y, por tanto, en el españoI, si lo que dicen hubiera sido verdad sería un delito de sedición, cosa totalmente contraria al comportamientó de unos oficiales, suboficiales y tropa, que en todo momento dieron muestra de una discíplina a toda prueba, como reconocíeron todos los periodistas nacionales Y extranjeros que cubrieron la información sobre el Sahara, y que se puso de manifiesto. aunque un profano no supiera entenderlo, al llevar a cabo el repliegue de todas las unidades y material del Ejército, destinados en aquel territorio sin que se produjera una sola baja. Los periodistas obtenían sus informaciones en el Sahara a través de los rumores callejeros y de los retazos de conversaciones cogidas al vuelo, en el casino de oficiales_yen el Parador Nacional de Turismo.

No obstante, cuando querían contrastar una noticia recurrían al Estado Mayor del sector, donde, dentro de las limitaciones lógicas impuestas por las circunstancias, estoy seguro de que se les atendió a la perfección.

A mediados de octubre, empezó a funcionar en el Aaiún, una oficina de Prensa, que canalizaba toda la información, y me extraña que la convocatoria de la reunión, a la que aluden en su escrito los citados periodistas, el resultado de la misma les fuera comunicado por dicha oficina.

Hay otro párrafo en el mismo artículo sobre el que quiero, también, hacer un comentario. Se le achaca a las FAR (Fuerzas Armadas Reales) que están cometiendo los mismos errores que nosotros, al tratarse de incluir en su ejército al personal nativo. Yo no tuve nunca personal nativo a mis ordenes, pero durapte mi último destino en el Sahara he tenido bastante trato con los soidados saharauis, nomadas y de la policía territorial.

Como en todos los países, en el Sahara, hay gente buena, no se puede juzgar por la actuación de casi unos cinco mil nativos encuadrados en dichas fuerzas especiales por la deserción, con la muerte y captura de un soldado español y varios oficiales, suboficiales y soldados (patrullas Pedro y Domingo), de unos cuantos jóvenes fanáticos, que merecen la repulsa de su pueblo por su execrable acción, pero que dentro del conjunto de los saharauis representan un tanto por ciento muy pequeño.

Los nativos cooperaron con nosotros en los enfrentamientos con el Frente-Polisario que les causó bastantes bajas, nos enseñaron amovernos y a vivir_en el desierto, y creo que expreso el sentir de mis compañeros al romper una lanza de defensa de estos hombres.

Me imagino que no será ésta la única carta que reciba y por tanto, quizá no llegue a salir en el periódico de su digna dirección, pero por lo menos me queda la satisfacción moral de tratar de poner las cosas en su sitio.

Muy agradecido por la atención que me ha prestado al restarle un poco de tiempo, reciba un cordial saludo.

Capitán de Ingenieros D.E.M.