Eco-socialismo o barbarie
"En estos últimos tiempos, es cierto, la izquierda muchas veces ha desfigurado las líneas de su rostro", escribía Sophía de Mello, en julio de 1976... y es verdad que desde entonces, no ha dejado de hacerlo.
Con el paso del tiempo, hemos cedido en demasiados principios, hemos abandonado ideas, y otras, admitámoslo, han quedado obsoletas. Por lo que una vez alcanzado este punto de crisis de proyecto, en pleno siglo XXI, ha llegado la hora de reformular nuestro programa, renovarlo y enriquecerlo con conceptos e ideologías propias de nuestra era, como son la sostenibilidad y el ecologismo. Ya es hora de que miremos más allá, como hizo Albert Einstein en 1949, cuando escribió que "el verdadero propósito del socialismo es superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano".
En España, el socialismo, tan solo tiñó de verde su programa como mera estrategia electoralista. Porque a la hora de la verdad, los propios socialistas-ecologistas vimos sorprendidos, cómo se aprobaba por real decreto la subvención del carbón y cómo la Ley de Energías Renovables nunca se llegó aprobar, cómo se fusionaron el Ministerio de Medio Ambiente con el de Medio Rural y Marino, y cómo el cierre de Garoña nunca tuvo lugar.
En definitiva, vivimos defraudados, cómo en los últimos ocho años el socialismo no logró interiorizar y hacer suyas nuestras preocupaciones, y descubrimos que el verde no era más que un color vacío, utilizado a través del marketing para vender una imagen falsa de un partido.
Se ha dicho muchas veces desde la derecha, que los ecologistas somos verdes por fuera y rojos por dentro. Personalmente, como socialista y ecologista, pienso que el verdadero cambio que salvará a la izquierda, tan solo llegará, cuando demostremos en la política y en nuestros actos, que somos realmente rojos por fuera y verdes por dentro.