Erradicar el hambre
Hay cabreo en la ONU con el FMI por las políticas monetarias que favorecen los trastornos alimentarios en los países más desestructurados económicamente y proclives a seguir padeciendo hambrunas como si fueran consustanciales e indelebles a su propia supervivencia desde tiempo inmemorial.
Cifras y cantidades reclama la misma ONU urgentemente para frenar las hambrunas y sus consecuencias fatales a punto de desencadenarse en el mundo. Bueno, al menos esto resumo de mis fuentes de información, de lo conversado sobre el tema.
Qué sé yo, pero me digo que si no queremos pateras, cayucos, entradas legales e ilegales por tierra, mar y aire, se deberá atender al mundo del hambre como el mundo rico exigiría para sí mismo en caso de ser repentinamente pobre y hambriento, de la noche a la mañana. Imaginémoslo por un momento. ¡Cómo clamaríamos por nuestros derechos!
Sólo se necesita un poco de voluntad, inteligencia y muy poco dinero por parte de los grandes Estados ricos y poderosos para que el mundo del hambre desaparezca. Si esto fuera así -no es ningún imposible erradicar el hambre- la obsesión por la seguridad se desvanecería, pues ese poco de voluntad, de inteligencia y de dinero por parte de los países ricos funcionaría como el mejor antídoto para erradicar el terrorismo y sus guerras contra la vida y la libertad de los ciudadanos.