Espacios sin humo
Se ha puesto de moda en este país la costumbre de negar las evidencias, de negar aquello que es obvio y apreciable por cualquier ciudadano corriente.
Sin embargo los datos y los hechos suelen ser testarudos y éstos revelan un creciente apoyo social a los espacios sin humo en todos los locales cerrados de pública concurrencia.
En el segundo semestre de 2008 coincidieron dos encuestas sobre aspectos relacionados con el consumo de tabaco. Una de ellas, cofinanciada por el Ministerio de Sanidad, reveló que el 86% de la población adulta española considera que el humo ambiental de tabaco es perjudicial para la salud y a pesar de ello el 38,6% afirmaba estar expuesta en alguna medida al humo de tabaco en su lugar de trabajo o estudio.
Por otra parte, el 69,2% apoya claramente restaurantes sin humo y el 61,1% que no se fume en los bares. Otra encuesta de la Unión Europea, el Eurobarometer 2009 realizada también en ese mismo periodo, revelaba que el 69% de los españoles apoyan restaurantes sin humo y el 60% apoyan bares y cafeterías sin humo.
Que dos encuestas independientes coincidan en los números no es un milagro, es que sencillamente reflejan la realidad. Nadie pide una ley seca. Los fumadores pueden seguir fumando en los espacios al aire libre o en su ámbito privado, pero no se puede imponer humo cancerígeno y tóxico a los no fumadores ni siquiera en nombre del beneficio de algunos particulares.
Por cierto, ¿cuándo se preguntarán los hosteleros cuanta gente ganarían para sus locales si ofrecieran un ambiente libre de humo, de más calidad y más saludable.
